WLw as cifras de la Encuesta de Población Activa del segundo trimestre muestran que seguimos, como la mayoría de países, en plena crisis. Pero que el aumento del paro es mayor en aquí, rasgo no nuevo, ya que en España la tasa de paro era casi el doble de la media europea cuando crecíamos al 4%, muy por encima de Europa.

Sin embargo, los datos han sido recibidos con alivio. La razón es que la intensidad de la caída se ha reducido mucho, lo que frena el sentimiento de catástrofe. En el primer trimestre, posiblemente el momento álgido de la crisis, hubo 800.000 parados más. En el segundo, el aumento del paro se ha quedado en una quinta parte, 120.000. Vayamos a la creación o destrucción de empleo, el dato más relevante, ya que el paro es la suma de la destrucción de empleo y del aumento de la población que quiere trabajar. En el último trimestre del 2008 se destruyeron 489.000 puestos de trabajo; en el primero de este año, la friolera de 766.000; ahora, 145.000. Todas estas cifras no incitan a la satisfacción, pero sí a cierto alivio.

En abril, cuando salieron las cifras del primer trimestre, se pudo decir, a veces con intencionalidad política, que los parados superarían los cinco millones antes de fin de año y que se superaría el 20% de paro. Ahora estamos en 4,1 millones de parados, el 17,9%. Si la mejora de este trimestre se mantuviera en los próximos meses, el escenario catastrofista se desvanecería. Pero no es seguro. El segundo trimestre acostumbra a ser bueno debido a factores estacionales como el inicio de la temporada turística y de las tareas agrícolas. Y este trimestre, como demuestra el descenso de parados en la construcción, ha surtido efecto el plan de obras públicas municipales diseñado por el Gobierno para amortiguar la crisis. Ha sido una aspirina positiva, pero no tiene garantía de continuidad si no se reactivan el consumo y la inversión. Y en la destrucción de empleo, la industria y los servicios parecen tomar el relevo de la construcción.

Por todo ello sería irresponsable jalear unos datos notablemente menos malos. De la misma manera que lo sería quedarse con la idea de que se ha reducido el paro en Extremadura en 8.300 personas, la comunidad donde más ha bajado porcentualmente el desempleo. Lo cierto es que en total se destruyeron 40.600 empleos, pero la disminución de la población activa en 61.400 personas --inmigrantes y mujeres-- ha hecho posible el milagro estadístico. O lo que es lo mismo: la realidad es que el paro subió en el conjunto nacional. Poco, pero subió otra vez.