Que la legalidad de la política de adjudicaciones de obra pública por parte del Ministerio de Fomento en proyectos como la Autovía de la Plata está fuera de toda duda parece un hecho más que probable. De lo contrario, las impugnaciones a los concursos públicos convocados no se habrían hecho esperar desde el mismo momento en que se abrieron las plicas de las licitaciones. Sobre todo, por parte de aquellos que se sienten perjudicados, en este caso las constructoras de más pequeñas dimensiones, muchas de ellas radicadas en la propia comunidad extremeña.

Pero lo cierto es que una sola empresa, en concreto OHL, presidida por el exministro Juan Miguel Villar Mir, se ha hecho con cuatro de cada diez kilómetros de la autovía adjudicados, al ganar cinco de los once concursos que hasta la fecha se han resuelto. Y no es ya criticable la concentración de recursos en un solo adjudicatario, sino el escaso margen posible para abrir un proyecto faraónico como es la Autovía de la Plata, sólo comparable por sus dimensiones a la construcción del AVE, a otras empresas. Los pequeños del sector, que tachan de lamentable la actitud del ministerio, saben que a través de uniones temporales pueden asumir ciertos proyectos y tramos, pero en Madrid parecen inmunes a tamañas pretensiones.