WEwl Gobierno había empeñado su palabra en que el trazado extremeño del AVE Madrid-Lisboa iba a empezar a aparecer en el BOE, que es como adoptar carta de naturaleza, antes de que terminara el año. Y así ha sido. El Boletín del sábado 17 recogía la licitación del proyecto de parte del tramo entre Mérida y Badajoz. Es un avance: la maquinaria administrativa para que un día el tren retumbe por las vías de la región echa a andar.

Pero son muchos los datos que empequeñecen lo que sin duda es un logro. El primero es el de que este tramo sale a licitación sin el informe sobre el impacto medioambiental. No es asunto sin importancia, por mucho que así lo quiera presentar el diputado Francisco Fuentes . En primer lugar porque será un informe, que es obligatorio para acometer cualquier obra de esta naturaleza, que condicionará, mucho o poco, el proyecto definitivo y que, por tanto y para evitar retrasos innecesarios, es mejor tenerlo antes de que se licite que después porque es mejor que el proyecto se acomode a lo que marque el informe que esa acomodación se tenga que llevar a cabo a posteriori; en segundo lugar porque si hace 13 meses Fomento suspendió la licitación del proyecto de dos tramos, el de Talayuela a la estación de Plasencia y el de ésta hasta Cáceres, en razón de que no disponían del informe medioambiental, es una incongruencia incurrir ahora en el mismo error. Un error que alienta el argumento del PP de que lo único que se ha conseguido es retrasar el tren ese tiempo. Porque si ahora es válido licitar un tramo del AVE sin informe de impacto ambiental, cabe preguntarse por qué no lo fue hace más de un año.

Pero, además, la palabra del Gobierno de que antes de fin de año saldría a concurso el proyecto del tramo Mérida-Badajoz no se ha cumplido en su literalidad, porque tal como ha publicado este diario partiendo de los datos del propio Ministerio de Fomento, lo que ha salido a licitación son los 40 kilómetros entre Esparragalejo y Novelda del Guadiana, dejando precisamente --¿para cuándo?-- los tramos urbanos de Mérida y Badajoz, que sin duda serán técnicamente más complejos. Ahora se sabe que los estudios sobre esos tramos están abiertos en Fomento desde final del 2003, sin que los ayuntamientos conozcan si se ha avanzado o no en ellos. Un dato más para aumentar la desconfianza en torno a los plazos tantas veces prometidos de que estará en funcionamiento en el 2010.

Y es que al ritmo que, hasta ahora, llevan los otros AVE y la tardanza de estos procesos administrativos, las obras de los 40 kilómetros cuyo proyecto se ha licitado ahora no empezarían hasta final del 2007. Y ningún AVE en España se ha acometido con tanta celeridad como para estar en la fecha prometida. Si a ello añadimos que nadie ha modificado en el proyecto de Presupuestos del Estado la obra entre Cáceres y Navalmoral, prevista para que termine en el 2011, la conclusión cae por su peso: el AVE extremeño hasta ahora tiene las alas muy cortas, a pesar del BOE.