Profesor de Economía Regional de la Uex

Desde la Universidad de Extremadura somos algunos los que, con nuestro oficio y con nuestro pensamiento y sentir como universitarios y como ciudadanos hemos tratado de aportar nuestro pequeño granito de arena al feliz acontecimiento de la futurible conexión de Extremadura prácticamente al completo a la línea ibérica de alta velocidad que unirá sus capitales (Madrid y Lisboa) en 2010.

Queremos felicitar por este logro, en primer lugar, a los pueblos de Portugal y de España, que verán cómo cuatro conexiones, contando con la principal que es la que enlaza en Badajoz/Caya, bien temporizadas y ejecutadas en el primer cuarto de siglo XXI, son precisamente las uniones que merecen las regiones y comunidades autónomas que viven muy acá o muy allá de la raya en este nuestro grandioso suelo común de la Península Ibérica.Y también queremos felicitar, en segundo lugar, a todas las instancias gubernativas y a sus legales y leales oposiciones, por haber sabido obedecer al dictado de la lógica y de la técnica y por haber sabido obrar en beneficio de todos, como su honorable y honrada representación recomienda.

En principio, a los presidentes de Gobierno, que son los signatarios últimos en la preciosa vila de Figueira da Foz, bien conocida por bastantes extremeños y españoles; pero, no menos, a los equipos ministeriales, que han sido auténticos artífices técnicos de los acuerdos. Sin olvidarnos de los representantes regionales y locales, muchos de los cuales han sabido actuar conjugando el interés particular de su ciudad, localidad, región o comunidad autónoma con el mayor interés conjunto de Portugal y España. Pero el futuro del AVE o de los AVE entre Portugal y España no acaba con estos acuerdos, sino que comienza a partir de ellos. La ejecución y buen puerto de los mismos exige y nos reta a contar con: dotaciones presupuestarias públicas y financieras privadas, en su caso, suficientes y adecuadas para cumplir con las programaciones temporales; estudios de impacto ambiental, control de los riesgos laborales de ejecución, para minimizar o anular las pérdidas de vidas humanas; previsión y revisión de los mecanismos de control y seguridad para que las velocidades medias y máximas comerciales sean reales y factibles sin riesgos para los pasajeros o las mercancías, etcétera. Y, en definitiva, presuponen movilizar en tiempo y forma a la Administración Pública y a la iniciativa privada en pro de su ejecución correcta, real y completa.

En este proceso, hasta 2010 y hasta 2025, la sociedad extremeña deberá no sólo asumir su cuota importante de obligada participación, sino saber anticipar y encaminar, en justa competencia, su oferta privada y pública de productos y servicios para que el tirón de demanda que representarán estas inversiones tenga repercusiones sustanciosas en nuestras empresas y en nuestro territorio.

Por último, antes, mucho antes, de que esté la conexión Lisboa-Madrid terminada, Extremadura, con su poco desarrollada vecina Alentejo, pero también con otras poblaciones portuguesas pujantes (Lisboa, Setúbal, Sines), pero también con Madrid y con Toledo tiene la obligación de imaginar y conquistar el futuro de desarrollo socioeconómico que le facilitará contar con ciudades muy rápidamente accesibles desde las capitales ibéricas y fácilmente comunicadas con importantes puertos lusos en el Atlántico.

Ese futuro, indudablemente, ha comenzado ayer, no lo olvidemos nunca.