De la Real Academia de Extremadura

Qué duda cabe que la noticia del inicio de los proyectos del AVE para Extremadura es ideal para el progreso de Europa en España y Portugal! Es para felicitarse por el anuncio de que, con una década de retraso, Extremadura podrá beneficiarse de las ventajas del AVE. Pero la realidad muestra que los ciudadanos extremeños en el día a día no pueden desprenderse del imprescindible utilitario. No porque no lo deseen, sino por una lamentable planificación del tránsito de personas, tanto en días laborables como festivos, por el territorio extremeño.

El mapa intercomunicativo de las ciudades y pueblos extremeños es lamentable. El ferrocarril incomunica a las poblaciones de Extremadura y las líneas de autobuses disfrutan de concesiones obsoletas y primerizas. Todo está pensado todavía para que el ciudadano provincial extremeño se desplace a la capital de provincia (Cáceres o Badajoz) tempranito por la mañana, realice las gestiones propias de principios del siglo XX (visita al médico, un garbeo por Hacienda, la delegación de Tráfico, etcétera) y vuelva sin comer o recién comidito a su residencia habitual. Es inconcebible que un ciudadano extremeño (todo aquél que puede ejercer el derecho de voto en Extremadura) no se pueda desplazar, en transporte público, por la mañana desde la capital de provincia a un pueblo y pueda regresar al medio día o por la tarde, a no ser que se trate de pueblos o ciudades beneficiados por una línea nacional o interregional. La realidad es que Badajoz capital está más cerca psicológica y geográficamente de Lisboa que de Salamanca y Sevilla y diariamente está muy alejado de Cáceres. El último autobús que une Cáceres con Badajoz sale a media tarde. Y de las comunicaciones por tren, de vía ancha y tradicional española, mejor no hacer mención.

Existen mejores comunicaciones por autobús desde cualquier punto de Extremadura con Madrid, Salamanca o Sevilla, que entre Plasencia y Badajoz o entre Cáceres y Badajoz. Mérida, que debería ser el punto neurálgico de comunicación, tiene un horario de trenes y autobuses escasísimo con el norte y con el sur y con Badajoz capital. No debemos olvidar que la vía de ferrocarril cultiva malvas entre Plasencia y Salamanca desde hace más de una década.

Son deseables mejores comunicaciones y horarios internúcleos de población extremeños por ferrocarril y mejores horarios de autobuses para que el modesto, y cada vez más caro de mantenimiento, utilitario descanse en un aparcamiento autorizado. Se debe potenciar el ferrocarril para uso de los ciudadanos extremeños dentro de la región y que cada vez, gracias a ese cacareado AVE o el futuro invento que vendrá, Extremadura esté mejor comunicada interna y exteriormente. Un tren que recorriera ininterrumpidamente, desde las seis de la mañana a las doce de la noche, Navalmoral, Plasencia, Cáceres, Mérida, Badajoz, Don Benito, Cabeza del Buey, Zafra, con enlaces inteligentes en Mérida, podría volver locos a los maquinistas, pero no cabe duda que benefeciaría a los modestos utilitarios de muchísimos ciudadanos extremeños y nostálgicos turistas que añoran un buen servicio de transporte público.