El PP se esfuerza para superar su trauma. La nueva dirección busca una línea política más matizada y menos prepotente que la que fue castigada en las urnas. Necesita tiempo para ser creíble, pero cuenta con la personalidad moderada de Mariano Rajoy .

Ayer, esta estrategia sufrió un varapalo. En su reaparición pública, José María Aznar contradijo públicamente el criterio de Rajoy en dos temas esenciales. Criticó la Constitución europea y rozó la inducción a votar en contra de ella en el futuro referendo, y declaró la guerra a cualquier retoque de la Constitución española. Rajoy y la nueva dirección del PP han anunciado ya que votarán al texto europeo y han mostrado su predisposición a negociar algunos cambios moderados en la Carta Magna española.

Más allá de esos temas de fondo, Aznar resucitó el lenguaje de la guerra fría que libró contra el PSOE de Felipe González . También por ahí rompe con los intentos de Rajoy de fijar una línea de oposición leal al Gobierno. Parece claro que Aznar vuelve al todo vale. Pero, esta vez, además de usarlo contra la izquierda y los nacionalistas, amaga contra lo que no le gusta de su propio partido. De su mano, reaparece la pesadilla de la crispación general en España.