Los bomberos dependientes de la Diputación de Badajoz iniciaron ayer una huelga de hambre --ellos la llaman "ayuno voluntario"-- para exigir mejor dotación de personal en los parques y el mantenimiento del horario. La fórmula elegida para protestar --permanecer en los parques sin comer hasta que el cuerpo aguante-- es similar a la que en noviembre mantuvieron los bomberos de Cáceres y que terminó con bajas médicas generalizadas. Aquel conflicto acabó con una profunda herida en la institución provincial cacereña que está costando restañar. Sobre el conflicto de Badajoz cabe hacer una llamada a la cordura, más después de la tensión que se vivió ayer en Mérida. Uno de los puntos de fricción es el horario, ahora fijado en cuatro días libres por uno trabajado , que la diputación quiere cambiar por el de 12 horas de trabajo seguidas de un día de descanso más otras 12 de trabajo seguidas de 3 días de descanso. ¿Es mejor esta fórmula horaria para atender el servicio? La diputación debería explicarla. No basta con quejarse de que el actual horario permite una segunda actividad o que hay bomberos que viven fuera del lugar en que trabajan. Eso no es ilegal. Lo que hay que demostrar es que ese horario deteriora el servicio. Otro punto de fricción es el reglamento, que contempla la dotación de bomberos de los parques. Este reglamento tiene el refrendo provisional de una sentencia,recurrida por la institución provincial. ¿No sería más lógico esperar a que sea firme? El fallo judicial debe marcar el camino sin necesidad de crear un conflicto que, más en estas fechas, es inquietante ante la necesidad de proteger vidas y haciendas frente al fuego. Cada parte podría esforzarse en buscar el acuerdo. Hay margen.