Después del desastre del accidente de Barajas y del final de los juegos olímpicos, de lo que más se ha hablado en las tertulias de café y en las reuniones de amigos y/o familiares ha sido del precio de los carburantes. Y es que a los sufridos contribuyentes lo que nos cuesta es pagar cuando no sabemos quién ni porqué nos lo cobran, es por ello que una de las preguntas que no ha faltado en ninguna de las tertulias, al menos en las múltiples que estos día de vacaciones he asistido, ha sido ¿si baja el crudo, por qué no la gasolina? Sin duda que la escalada del crudo (petróleo) ha tenido su mayor reflejo en el coste de los carburantes, pero si las subidas fueron fiel y puntual reflejo en la tarifa, con los descensos no ocurre lo mismo. Así los precios después de impuestos de la gasolina y del gasóleo apenas han bajado un 5% desde los máximos.

Este desfase entre la caída del petróleo y la de los carburantes es precisamente la que denunciamos los tertulianos improvisados y algunas asociaciones de consumidores que piden al Gobierno que vigilen a las compañías. Las respuestas de las compañías es siempre la misma "la repercusión del crudo en las mangueras se da con, al menos, un mes de retraso". ¿No les parece que es en este caso donde más posibilidades hay de especulación? La conclusión a la que hemos llegado en todas las tertulias es que a quien más le interesa que el precio de los carburantes sea alto es al Gobierno, puesto que entre impuestos directos e indirectos se queda con casi el 75 % de lo que pagamos en la gasolinera. La respuesta a la pregunta: ¿Si baja el crudo por qué no la gasolina?

Parece fácil, porque al Gobierno no le interesa.

Domingo Martínez Madrid **

Burgos