Licenciado en Filología

La Uex no ha cubierto la mitad de la oferta académica para este curso. Esta, a pesar de las eximentes, es una de las peores noticias para los extremeños. Todos conocemos el descenso demográfico y aceptamos que el fenómeno sea generalizado para el resto del país, pero eso no merma la desazón.

Parece que además de esa rendija existen otras vías de agua, por muy rápida y hábilmente que se intente aclarar que el agua que se pierde se compensa con la que entra. Desde fuera se tienen otras percepciones: hace tiempo que la Uex es la discusión eterna de los presupuestos, la lucha por los puestos de trabajo y la rendición de cuentas, lo que la describiría como un organismo estancado en el estadio embrionario del primum vivere , distanciado de su finalidad esencial; tanto es así, que excepto Veterinaria las demás facultades, si tienen alguna luz, parecen tenerla bajo el celemín.

Se aprecia también que el satisfactorio statu quo profesoral y la paulatina y progresiva funcionarización reproducen la rutina administrativa, mejor en los peores maestros, que termina por empujar al estudiante más a La Madrila que al entusiasmo intelectual. ¡Claro que ese carisma funcionarial se da en todas partes!, pero no todas las instituciones pagan el mismo peaje.

Alguien, esta vez desde dentro, comentaba que aquel germinal e histórico colegio universitario tenía más pulso que estas relucients facultades.

Y algo falla, pues hasta el análisis se nos hurta: no parece justo culpar únicamente a la demografía y al distrito abierto del bajón del alumnado universitario. Sí parece obvio que las universidades, más las de nueva creación, han de realizar un sobreesfuerzo para lograr ritmo, nivel y calidad, único reclamo que les dará nombradía y solicitudes. Por eso, uno infiere que si se estuviera más en el philosophari que en el vivere , esa tendencia bajista no se daría.