TBtenito es un tipo que aprendió a bailar claqué en las aceras de las calles sorteando heces de perros. Gracias a su destreza bailando esa danza zapateadora sedujo a Maricarmen , una forofa del baile de salón que sabía bailar de todo, menos claqué. Benito le enseñó a bailar claqué a cambio de un módico compromiso de amor. Ahora Maricarmen, esposa de Benito, es una experta bailarina que lo mismo hace a un redoble que a un merengue. De hecho abrió una academia de baile que está adquiriendo bastante fama, en la que aprenden a bailar todos los bailes personas de todas las edades. Todo le ha ido a pedir de boca excepto cuando ha llovido durante unos días, que le ha bajado considerablemente el número de alumnos en la especialidad de danza flamenca. Está escamada Maricarmen y le ha encargado a Benito que intente averiguar qué pasa con esos alumnos que abandonan la academia cuando llueve; y Benito, que es astuto e intuitivo, no ha tardado mucho tiempo en encontrar la razón de tanta deserción de bailones. Todo se debe a que hay muchas losas sueltas en las aceras y los transeúntes, cuando ha llovido y las pisan, reciben una molesta salpicadura de agua embarrada que les impulsa a dar un saltito, ahora con una pierna, luego con la otra; y así, día a día y casi sin darse cuenta, aprenden a patalear danza flamenca. "Mira tú de dónde viene la competencia" comenta Maricarmen sorprendida.

Ha decidido escribir una sería carta al señor alcalde rogándole que, ahora que está picoteando con pequeñas obras media ciudad porque se aproximan las elecciones, coloque bien esas baldosas bailonas que le hacen a ella la competencia. Se queja también de que los viandantes cuando saben cuáles son las baldosas falsas, al esquivarlas aprenden además a bailar el merengue y el vals. Dice Maricarmen que como las baldosas sigan sueltas, no le va a quedar ni un solo alumno.

*Pintor