Los cacereños nos enfrentábamos a un verano especialmente caluroso y aburrido; no contábamos con los típicos enfrentamientos de Pavón y Vela de años pasados; el Guadiloba, a más del 60% de su capacidad, nos garantiza el agua hasta finales de año, aunque eso sí un 60% más cara y con el proyecto de Cáceres 2016 presentado y a la espera de decisión en octubre. En estas estábamos cuando la presidenta de Icomos ha venido a sembrar la discordia, en la que han entrado a tope los medios de comunicación.

Los objetivos y funciones del Icomos, según su página web, son: "Ofrecer todo tipo de posibilidades para el diálogo y el intercambio a los profesionales de la conservación". Propone a los Comités Nacionales, "para que reúnan de forma asociativa en cada país a miembros individuales e institucionales y les ofrezca un marco para la discusión y el intercambio de informaciones". Requiere, "la colaboración de diversos expertos cuyas opiniones son examinadas por un coordinador, y a la luz de las mismas, un Gabinete decide las propuestas a elevar a las instancias que corresponda decidir sobre los nombramientos relativos al patrimonio cultural a preservar". Como podemos ver, se trata de una Asociación que promueve un análisis colegiado y abierto de los temas de patrimonio.

A tenor de las manifestaciones de la presidenta del Comité Español de Icomos se aprecia claramente que, al menos en este caso, ha tenido una actuación totalmente personalista en el tratamiento dado al estudio encargado por ella del proyecto, ya realidad, del hotel Atrio. Sin entrar en criterios técnicos para los que considero que hay estamentos cuya función es precisamente esa, voy a analizar sololos aspectos de ´forma´ que, como todo el mundo sabe, afectan normalmente mucho al fondo de las cosas.

En este tema doña María Rosa Suárez-Inclán y Ducassi actúa al margen de uno de los primeros objetivos que la organización que preside le ha encomendado: "ofrecer todo tipo de posibilidades para el diálogo y el intercambio a los profesionales de la conservación". ¿Qué posibilidades de diálogo ha dado doña María Rosa a los profesionales que participan en la Asociación que preside, cuando encarga estudios a escondidas de su propio vicepresidente, don Antonio Campesino, el cual ya había criticado y conseguido la modificación del primer proyecto del Hotel?. Por si no fuera suficientemente significativo de su forma de actuar, resulta esclarecedor de sus intenciones la forma de difundir las conclusiones del estudio: en lugar de someterlo al "marco de discusión e intercambio de informaciones" que los propios Estatutos de Icomos le obliga, los filtra a los medios de comunicación. Lo justifica en que "teníamos dudas de que si el informe llegaba antes a las instituciones ni siquiera se conociese". Todo ello constituye una falta de respeto a las instituciones que participan en el análisis de un proyecto de este tipo. ¿Cómo puede hacer afirmaciones de este tipo una señora que acto seguido afirma que "no tenía ni idea de que Cáceres era candidata a Capital Europea de la Cultura en 2016"?. El momento de hacer públicos los informes y sobre todo la forma como se ha hecho, no puede ser más inoportuna para la candidatura de Cáceres, ya que llega justamente cuando acaba de presentarse el Proyecto que deberá pasar la primera criba en el próximo octubre.

Para terminar de completar el perfil formal del caso, manifiesta una múltiple amenaza para todos los proyectos que en Extremadura tenemos; nos avisa: "pronto saldrá el informe relacionado con Mérida (Templo de Diana); estamos preocupados con la refinería y el cubo de Badajoz". En un tema que no tiene nada que ver con el arte y la historia, como es el de la refinería, se atreve a decir "¿cómo se puede plantear una refinería en la tierra más fértil de Extremadura?, ¿o a tanta distancia del mar?" y como no podía faltar también nos anuncia que "Vamos a hacer un informe sobre la Plaza Mayor de Cáceres". O sea, que una persona que ni siquiera se ha preocupado de que en Extremadura estemos peleando para la Capitalidad de la Cultura en 2016, se permite decirnos lo que tenemos que hacer, o mejor, lo que no tenemos que hacer.

Viendo las reacciones que en Cáceres se estaban produciendo ante la noticia del referido informe, tuve una primera impresión de que una vez más en nuestra ´ciudad feliz´ se reproducían las luchas de ´banderías´, en este caso eran los del ´Barrio Alto´ contra los ´artesanos´ que no se contentan con habitar fuera de las murallas, pero escuchando las opiniones de doña María Rosa creo que estamos ante un caso de Despotismo Ilustrado: "Todo para el pueblo pero sin el pueblo". En ambos casos se trata de situaciones más propias del XVIII que de la centuria en la que la imaginación y la innovación deben acabar rompiendo los pocos viejos clichés que aún quedan.

Espero que la polémica creada se reconduzca a la esfera puramente profesional de la que nunca debió salir si se hubieran utilizado los caminos correctos; y que en esta tierra, en la que tanto trabajo cuesta generar nuevos proyectos, no le demos tanta credibilidad a personas foráneas a las que ni les importamos ni van a ayudarnos a mejorar nuestro futuro.