TCtuando Stendhal visitó Florencia, cuna del Renacimiento, extasiado ante tanta belleza, sufrió una súbita taquicardia mientras sudaba profusamente y una repentina sensación de angustia y vértigo le produjo casi un desvanecimiento. A este síndrome se le ha dado el nombre del escritor y se asocia a personas sensibles que experimentan una emoción especial, irresistible, excesiva ante la contemplación de obras de arte y de la belleza intelectual y plástica que emana de ellas.

Sin llegar a esos extremos, es cierto que, ante la obra artística, la materia afecta al espíritu y el ser humano con la cultura suficiente y la curiosidad, el interés y la sensibilidad no embotados, se eleva al disfrute de un placer que se le expande dentro, se transmuta en generosidad y le hace desear que todos sean capaces de experimentarlo. Porque es un placer que, al igual que la Beatriz de Dante, mejora al que lo contempla y le embellece también a él. Tal vez por eso, al maestro Dámaso Alonso se le saltaron las lágrimas en una ocasión en que sus alumnos no supieron distinguir entre rima asonante y consonante.

A tenor de la rabia, impotencia, escándalo interior y dolor casi físico que esta humilde escribiente y muchos amigos suyos que así se lo han confesado, experimentó ante las bárbaras escenas del ensañamiento yihadista en el Museo de Mosul, no puede ni siquiera imaginar el espanto que sentirían los maestros mencionados. El mundo contempla horrorizado semejantes atrocidades en el mismo programa en que se debate de política o se presenta la crema antiarrugas de la Preysler. Como dentro del mismo reality show en que las cámaras han convertido el yo nuestro de cada día. Bárbaros que decapitan y queman vivos en jaulas a hombres como ellos, achicharran iglesias y machacan con saña las obras inmortales hasta ahora a salvo de múltiples matanzas perpetradas en siglos de historia. Custodiadas por su belleza. Traspasando todos los límites conocidos, ajenos a todo lo que convierte a un hombre en hombre. Bestias peores que cerdos que se encontraron súbitamente entre margaritas.