El Barómetro de invierno de EL PERIODICO EXTREMADURA, publicado ayer, confirma las impresiones de los analistas más solventes y la tendencia de los sondeos de los últimos meses. La popularidad de Rodríguez Zapatero se desploma, pero --y es un fenómeno que tiene lugar por primera vez en la democracia española--, ello no conlleva ningún ascenso en la imagen del líder de la oposición ni en la de su partido. El 80% de los ciudadanos contra el 2,8%, un saldo de 77,2 puntos negativos --el peor de la serie de sondeos--, dice que la economía va mal o muy mal. El paro y la crisis son los dos grandes problemas, y la falta de respuestas creíbles, tanto del Gobierno como de la oposición, hace que el 57,2% crea que la situación política es mala, contra el 8,8% que la juzga como buena.

Y la gestión del Gobierno, que los ciudadanos han venido puntuando con un suspenso desde mayo del año pasado, alcanza su peor nota. Solo la aprueba el 15,3%, ocho puntos menos que en mayo, frente al 51,4% que la suspende. Pero, contra lo que sería normal en una situación política y económica como la que vivimos, la valoración de la oposición es todavía peor. Al partido de Rajoy lo suspende nada menos que el 57,7%, seis puntos más que en mayo. Y, si hubiera hoy elecciones, entre Rajoy y Zapatero, el preferido sigue siendo este último, que adelanta al líder popular en casi seis puntos, la menor ventaja de todos los sondeos.

Con todo, es obvia la conclusión que se extrae de la muestra: ni el presidente del Gobierno ni el jefe de la oposición convencen a los votantes. Pero la crisis daña más al Ejecutivo, castigado también por una apagada gestión política y por problemas puntuales como los surgidos con la crisis del Alakrana y de Aminetu Haidar. Por primera vez, hay más gente que tiene confianza en el PP (un pobre 20,6%) que en el PSOE (un ridículo 15,1%). Y, también por primera vez, el PP gana al PSOE en intención directa de voto y, por segunda vez (ya pasó en mayo), en estimación de voto. En efecto, el PP, con el 42% del voto, supera al PSOE (36,5%) en 5,5 puntos. La ventaja, sin embargo, no es fruto de la subida del PP (recibe solo un 0,7% más que en octubre del 2008), sino de una erosión socialista de cuatro puntos. Aunque nadie convence, el PP ganaría hoy por una distancia que empieza a ser sólida.

Las alternativas de Izquierda Unida, con Cayo Lara, y de Unión, Progreso y Democracia, el partido de Rosa Díez, suben poco, pero más este último; por eso, la causa del resultado, más que el cambio de voto, es la abstención socialista. Zapatero debe rectificar y Rajoy precisa conectar con más electores, no solo mantener los suyos, si quiere convencer y tener cierta seguridad electoral. Las últimas semanas indican que Zapatero no reacciona y que Rajoy se empecina en la rigidez.