Maestro

Este va a ser el último escrito de este año, desde una Cornudilla en plena operación de cirugía, con la esperanza de que cuando me ponga en contacto con ustedes nuevamente, ya no tengamos que tirar a la basura esos algo más de trescientos gramos diarios de tierra en los que se transforma el barro adherido a los zapatos. El patio sigue tan acogedor y, a lo que se ve, confortable, para los gorriones y su hermano mayor, el mirlo, que alborotan cada tarde los momentos previos de dormida. Va a terminar un año del que sería bueno no olvidar el trato recibido de quienes nos gobiernan en asuntos importantes que han derivado en decisiones que nos atañen a todos y en las que han obviado el debate parlamentario, a causa de la obcecación y la negativa del autodespedido presidente Aznar y sus compañeros de partido amparados por la mayoría absoluta.

Y como lo que mal empieza mal acaba, su despedida del Congreso fue patética, casi tanto como su afán de emular a su amigo tejano hasta en la visita a las tropas destacadas en Irak, en contra de una gran mayoría de ciudadanos españoles.

En el cole hemos terminado otra fase de algo que comenzó el curso pasado. Han vuelto algunos de los pollos y gallinas que nacieron en la incubadora o que fueron empollados por la gallina clueca. En lo alto de la zona de las peñas, entre chavales, maestros y el remate final del lucido por trabajadores municipales, hemos preparado un recinto destinado a la cría y observación de aves de corral y pájaros. Ya moran en él gallinas, pollos y palomas que atraen la curiosidad de todos, desde los más peques, que han puesto nombre a los plumíferos residentes, hasta los alumnos de prácticas que han pasado un mes entre nosotros demostrándonos que quieren ser maestros. Por su parte, también hemos comenzado a remover la tierra del huerto y los ajos, habas y lechugas irán conformando este otro espacio educativo que nos ayudará a observar la vida directamente. Además, este curso el teatro está presente en la vida escolar. Títeres, marionetas, teatro leído y la representación de diversas piezas teatrales han demostrado que esta actividad es una herramienta de aprendizaje muy eficaz y que los chavales se divierten y refuerzan su memoria afianzan su personalidad perdiendo el miedo a hablar en público y mejorando lectura y dicción.

Es Navidad. Es tiempo, casi obligado, de buenos deseos y promesas de mejora, así como de peticiones. Ahí van las mías: a los políticos que dialoguen más y se encrespen menos y que de vez en cuando, pero frecuentemente, convivan con los ciudadanos, que nos huelan, que nos oigan, que nos miren directamente a los ojos (los que sean capaces de aguantarnos la mirada) y sientan como suyas las preocupaciones nuestras y trabajen más por nuestros intereses que por los de sus cuentas y negocios. Que se respete la vida de todos, hasta la del más abyecto criminal confeso. Que la prisión sea un lugar de reinserción para los delincuentes y no un arma arrojadiza en política. Que ningún militar bajo ninguna bandera ni en defensa de ninguna causa vuelva a matar a un niño. Matar es negar el futuro. Que ningún desamor termine en crimen. Que Tamayo no quiera ser Ramallo. Que volvamos a tener nuestra televisión, y a todos ustedes les deseo lo mejor y que la Paz se universalice.