TCtomo dice nuestro santo cura, premiado y ensalzado hasta la gloria (el próximo premio a la creación podría ser para él) y por supuesto los altares, "nuestra verdadera belleza está en el corazón". Qué bonito.

Pero claro, si después cada uno mira hacia su corazón es difícil encontrarlo, y no te digo nada, si tienes un barrigón relleno de calimochos, o una barriga peligrosa, o eres maricón y tienes barriguita con las piernas delgadas, y el torso hundido hacia dentro, y encima estás casado y te manda tu mujer ir a Caya, o recorrerte la futura Ronda Norte.

Y es que la barriga se ha puesto de moda de tal manera, que las embarazadas las muestran con orgullo, sobre todo si ésta se gestó en una noche loca de botellón, que es a lo que entonces, o sea hace cuarenta años era Almorchón, que el tren paraba una hora y los recién casados se ponían manos a la obra.

Y todo esto viene a cuento porque veo en una televisión local de cuyo nombre no quiero acordarme haciendo cultura con dos individuos, hablando del tesoro de Barcarrota, con dos barrigas y dos barbas, como de recién salidos de una entrevista de Muros de silencio .

A los dos, ahí plantados frente a las cámaras de televisión, se les ve que la llevan bastante mal, porque son barrigas que nacen de un pecho hundido. Con lo que es verdad lo que dice nuestro cura santo, que la verdadera belleza está en el corazón. Pero eso sí, para el que se lo encuentre.

*Escritor