Luis del Olmo (Onda Cero) preguntó a Pablo Castellano por la visita del Papa. Empezó respetuoso ("fue un acto importantísimo para los creyentes") y entró en materia: "Políticamente ha sido un acto del más puro nacionalcatolicismo. La confusión entre Iglesia y Estado son lógicos con la dinastía reinante y un Gobierno confesional, pero desde el punto de vista constitucional no se guardaron las formas". Era más comprensivo Bernardo Cremades: "El ciudadano medio que se aleja de la política ve al Papa como un líder mundial que es un revulsivo para la juventud. No es sólo un fenómeno religioso". Replicó Castellano: "Las raíces de la Europa actual no son cristianas, sino de la Revolución Francesa".

Cortó Raúl del Pozo para explicar su experiencia in situ: "La Iglesia católica sabe aprovechar muy bien la televisión. Pasa del barroco duro al zen, y luego pone altares de diseño. La izquierda ha estado muy correcta con este Papa que toma partido por los nacionales. Recuerda a aquel Pío XI que fue elogiado por Mussolini por su intervención contra los rojos en la guerra española". También empezó respetuoso Francesc Sanuy ("lo he visto muy bien de salud"), pero atacó el fondo político: "Ha olvidado su doctrina y la de Pablo VI sobre el derecho de autodeterminación de los pueblos y defensa de las minorías nacionales". Los otros tertulianos manifestaron que sí estaban de acuerdo en la "condena del nacionalismo exasperante" y Sanuy fue a lo suyo: "¡Qué bien los Reyes, sin cruzar las piernas durante la audiencia! ¡Aznar, aprende!".