TEtn torno a la refinería existen dos posturas encontradas que utilizan los datos como piedra arrojadiza y no como luz aclaratoria. Con frecuencia los hechos se vacían de contenido y se convierten en meros datos que más que complementar las informaciones las neutralizan. A esa guerra de los datos hay que sumar el manejado rumor de cualquiera sabe lo que hay detrás de esto , que insinúa algo realmente nocivo, porque sólo lo malo está siempre detrás, oculto.

La refinería supone un cambio y los cambios, aunque necesarios, son comprometidos: pueden modificar, transitoriamente, la comarca, aunque sea a mejor o bien ser un castigo para siempre. Si crea riqueza y transforma positivamente la zona, la decisión sería un éxito; pero si contamina, no crea riqueza y destroza el entorno, sería un castigo. Ante el dilema, nos queda la identidad, un concepto dinámico, que permite el paso a lo mejor. Extremadura, sin dejar de ser, debe moverse, pero eso requiere una percepción clara y una decisión atinada, considerandos que no parecen tener quienes lanzan datos ambiguos, equívocos o poco contratados.

*Licenciado en Filología