Batasuna presentó ayer en Bilbao la plataforma Autodeterminaziorako Bilgunea (AuB), el nuevo disfraz con el que intentará ir a las elecciones de mayo pese a su más que previsible disolución, aún en manos del Supremo. Tres veces se ha travestido antes por interés político o conveniencia judicial, pero esta nueva transformación pondrá a prueba la polémica ley de partidos, promovida por PP y PSOE con la indisimulada voluntad de desterrar al partido proetarra de las instituciones públicas.

Pese a avalar la ley, el Constitucional ha adoctrinado al Tribunal Supremo sobre cómo aplicarla para disolver Batasuna sin sombra de ilegalidad. Al censurar la "defectuosa redacción" de alguno de sus artículos, el Constitucional ha sembrado dudas sobre la solidez de una norma que deberá enfrentarse a las argucias del jurista Iñigo Iruin, defensor de batasuna. El vicepresidente Mariano Rajoy ya ha pedido informes para asegurarse de que ni Batasuna ni AuB podrán burlar la ley mediante agrupaciones de electores o candidaturas de falsos independientes. El Estado de derecho quedaría en evidencia si tras su disolución --sea útil o no para combatir a ETA-- Batasuna lograra presentarse a las municipales.