TPtarece que finalmente el nuevo líder del PSOE comienza a preocuparse de lo que sucede allende las fronteras internas del partido de Ferraz. Hecha la intensa campaña interna, que seguro que ha sido conveniente y supondrá una inyección de energía e ilusión en sus huestes, empieza (tímidamente) a vislumbrarse lo que serían las líneas generales del partido que quiere diseñar. Coincidimos todos (incluso desde dentro de las propias filas) que son muchos los interrogantes e incertidumbres que rodean al partido socialista hoy. No ya solo cómo se va dar respuesta al PP (que eso, como los toreros la valentía, se da por descontado). Sobre todo parece que preocupa la creciente presencia de partidos que no se definen tanto por ideología (inteligente por su parte) como por su acción. Que les sitúa dentro de nuestra "izquierda sociológica", es decir el mismo caladero de votos.

Estos partidos/agrupaciones/asambleas tienden, por su naturaleza, a percibir muy de cerca de las preocupaciones de la calle. Y convierten esas inquietudes primarias (sin deje despectivo alguno) en el eje de sus políticas. E intentan traducirlas disparando propuestas, en las que asoma que la coyuntura económica y sus derivadas encabezan la lista de temas a resolver.

Así que, sí, el nuevo líder del PSOE puede haber acertado en el diagnóstico, si pretende no perder sitio por la (supuesta) izquierda de su partido. Pero debe ampliar su tiro, porque no es ahí únicamente donde quieren ver su proyecto para la mejora de la situación económica del país. Algo deben haber influido aquellos, porque la primera vez que le vemos lanzarse a la arena de las propuestas económicas, lo desgranado por el nuevo líder socialista, con atiplada voz de mitin y guiño a la concurrencia, se parece tanto a un batiburrillo de ideas mal digerido que casi me inclino a pensar que es cosa de los excesos del calor veraniego. Que pega de lo lindo.

XME PUEDEx parecer bien impulsar la progresividad fiscal para que paguen lo que más tienen y seducir la idea de abaratar la contratación para impulsar el empleo. Pese a que en ambos casos me asalta una (automática) duda: ¿cómo se hace? ¿Qué ocurre si ambas medidas implican -como debieran- una bajada de la recaudación y sin embargo se pide más gasto público? ¿Más deuda (vamos ya por el billón-aviso)? Sin embargo, esto no deja de ser un conjunto de ideas más o menos felices frente al núcleo de lo que declaró Sánchez . Ahí va: hay que aumentar el IVA, para que el consumo sea la base para sostener el gasto social, y hay que pedir al BCE que (aquí lamentablemente viene un terrible "sic") deprecie el euro, para ayudar a nuestras exportaciones.

Primero, no hay nada peor para una economía en estado de cuasi-depresión y al borde a la deflación real (bajada de precios) que limitar más el poder adquisitivo con una subida de impuestos al consumo. A no ser que confunda el IVA con el extinto impuesto sobre gastos suntuorios, que no creo, eso significa apuntalar el último clavo en la tumba de todas aquellas empresas que viven exclusivamente del mercado interior.

Segundo, entiendo que lo que el señor Sánchez busca es una devaluación del euro. Y lo busca porque supone que el modo de hacerlo será el tradicional: un aumento de la masa monetaria. Así que le pide a Draghi que le dé a la maquinita de los billetes por un doble motivo (que no dice): mantener bajitos los costes de financiación del país y financiar el gasto público de los países. Porque si la excusa son las exportaciones, habrá que decirle dos cosas: una, que en el período de 2010 a 2013 hemos tenido el mejor momento histórico de nuestras exportaciones con una euro "fuerte"; y dos, que el grueso de nuestras exportaciones son en zona euro, con lo cual el efecto de la variación sobre la moneda es-cero.

Es más, también debiera saber que, aunque quisiera, el Presidente del BCE no tiene fácil provocar una devaluación del euro, ni acudiendo a medidas monetarias agresivas. ¿Por qué? Porque el euro no es una moneda de intercambio financiero y comercial como lo son el dólar y (en menor medida) el yuan. Apenas supone un 20% de las transacciones a nivel mundial. Entonces, ¿por qué está tan alto? Porque el dólar está (artificialmente) bajo, y hasta que no haya por ejemplo una subida de tipos en USA no veremos apreciarse al "verde" norteamericano.

Ya sé que es verano. Mejor aún. Así podría aprovechar y a ver si esta vez le cunden más aquellas dos tardes que aquel exministro le ofrecía a aquel expresidente. Para aprender de economía. Que son, ni de lejos, las sentencias biensonantes cara a la galería. Para no hacer más mezclas, eso es marketing.