Fue un día caluroso el 4 de mayo, pero en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Mérida no se notó. Bibliotecarios de toda Extremadura acudimos a las IV Jornadas de Bibliotecas de Extremadura, cita de enorme importancia. Allí estuvo Care Santos, flamante ganadora del Nadal, animándonos a los que tenemos la responsabilidad y el afán de despertar en los jóvenes la ilusión y el interés por leer, para que no cejemos. Habló de su infancia, de la biblioteca de sus padres, de cómo ella no quería leer lo mismo que ellos, porque es obligación de los jóvenes huir de aquello que les viene dado, de cómo un verano, cuando tuvo que cambiar la playa por Mataró, le cambió la vida y cómo lo pasó en la biblioteca en la que devoró todos los anaqueles, empezando por la A de los escritores anglosajones. Y habló también de la importancia de despertar la curiosidad en los alumnos inquietos, que son todos, aunque ellos no lo sepan, recordándonos aquellas palabras necesarias de Michelle Pétit de que «la literatura pone palabras allí donde más duele».

En la mesa redonda siguiente, el dato objetivo de que Extremadura es la comunidad española que ocupa el primer lugar en número de bibliotecas por habitante, conduce a la reflexión de que los espacios ¡tan necesarios! no sirven solos para fomentar la lectura, sin una adecuada política de formación y un personal preparado, motivado y motivador.

Pero fue en la magnífica mesa redonda de booktubers donde se dijeron algunas de las verdades mejores. Por ejemplo que, cuando se afirma que los jóvenes no leen, lo que se está diciendo verdaderamente es que no leen literatura de adultos. O que si los jóvenes no leyeran, ellos no estarían allí. O que los adultos leen todavía menos. O que lo que quiere hacer un booktuber es romper con el individualismo de la lectura.

Jornada fructífera de la que me permito transmitirles un deseo expresado por una de estos espléndidos comunicadores. Qué fácil sería transmitir el amor a la lectura si consiguiéramos cambiar los clásicos a la fuerza, por la fuerza de los clásicos.