La perspectiva de que en pocos meses las principales ciudades de Extremadura, con excepción de Plasencia donde la experiencia fracasó, tengan un servicio público de bicicletas como medio de transporte urbano, está haciendo que se avive la preocupación y el interés por el mismo. Mañana hay convocada en Cáceres una ´bicicletada´ para exigir al ayuntamiento que dé pasos en el acondicionamiento de la ciudad para que el uso de la bicicleta se haga de forma segura y el pasado martes la Plataforma Carril Bici de Badajoz presentó al ayuntamiento un detallado mapa con las deficiencias --esta asociación contabilizó 28 ´puntos negros´-- del carril bici y con los obstáculos y peligros que los ciclistas se encuentran cuando transitan.

Tanto la convocatoria de la ´bicicletada´ como la reivindicación de la mejora del carri-bici de la capital pacense son muestras de que algo se está avanzando en la implantación de la bicicleta en las ciudades extremeñas. Y eso es una buena noticia. La incorporación de este vehículo al tráfico, para lo cual sin embargo es necesario hacerlo sin peligro para nadie, es un avance económico, medioambiental y también de convivencia. Una ciudad en la que predomina el transporte de la bici es menos peligrosa y más vivible.