WLw a Junta y los alcaldes de las tres ciudades más pobladas, Badajoz, Cáceres y Mérida, han firmado un convenio por el cual se les suministrarán 325 bicicletas con el fin de establecer un sistema de uso público de las mismas. Con esta iniciativa, en la que interviene también, cofinanciándola, el Instituto para el Ahorro de la Energía, las tres ciudades extremeñas tienen la posibilidad de incorporarse al conjunto de ciudades que han logrado ir introduciendo la bicicleta como medio de transporte cotidiano. Es una idea de todo punto plausible que, además, encuentra en nuestra región condiciones mucho más favorables para que tenga éxito que en otras de clima menos benigno y de orografía más quebrada.

Es plausible porque la bici es un medio de transporte rápido y eficaz. Sin embargo, el convenio suscrito ayer requiere algo más que la instalación de las bases de aparcamiento y la distribución de las bicicletas. Requiere un cambio de mentalidad en los responsables municipales y también en los ciudadanos. En los responsables municipales porque poco han hecho hasta ahora para adaptar las ciudades a la bici: la mayoría de los carriles específicos que existen o son pocos (en Mérida no hay y en Cáceres se reducen a la Ronda Norte) o han surgido del aprovechamiento de aceras o arcenes. Y en los ciudadanos porque la bici nos obliga a hacer un esfuerzo que para muchos es un impedimento tan grande que les impide su utilización, optando por coger el coche a pesar de las molestias y los gastos en el aparcamiento y de la incomodidad del tráfico.