Cualquier intento de convertir la retención de escolares de L´Hospitalet (Barcelona) el pasado lunes por un exalumno frustrado e inmaduro en material para la telebasura es doblemente reprobable. Se vulnerarían así las leyes y los códigos morales sobre protección de menores y se castigaría, además, la imagen de la mayoría de los medios de comunicación, que supieron cubrir el suceso con la responsabilidad y con la intensidad que al mismo tiempo requería. Tras aquel episodio, algún mal profesional de la televisión, tergiversando el derecho del público a la información, amenazó a quienes no se prestaban a sus intereses.

Ha ayudado de manera definitiva a reducir el seguimiento del suceso a su proporción adecuada la firmeza de los padres y los responsables de la escuela Casal dels Angels, su director pedagógico y el rector de la parroquia católica promotora del centro. No sólo se han negado a participar en el circo mediático, sino que han dejado claro que su prioridad es recuperar la normalidad --es decir, el anonimato-- y apoyar a la familia del triste protagonista del suceso del lunes. Como educadores y como ciudadanos han cumplido con su papel. Hoy ésa es la noticia.