TNtos han contado hasta la saciedad las excelencias del parlamentarismo británico, de su constitución no escrita y de su democracia con solera, que no podemos permanecer indiferentes ante la destrucción de un mito de las libertades.

Tony Blair , a quien alguien definió como Margaret Thatcher disfrazada de socialdemócrata, pasará a la historia por haber sido capaz de dilapidar los derechos civiles más sólidos de la vieja Europa, por haber tenido la habilidad de mandar de vacaciones a los tories haciéndoles desde Downing Street el trabajo más sucio y por salir indemne de sus coqueteos con Bush tras haber declarado una guerra injusta a sabiendas.

La nueva ley antiterrorista aprobada en la Cámara de los Comunes destruye normas, como la del habeas corpus, que nacieron en la Inglaterra del XVII. La presunción de inocencia pasa a un segundo plano al tiempo que la seguridad es la excusa que mata las libertades.

Triste es que el laborismo haga apología del liberticidio, pero aún es más decepcionante la apatía e indiferencia que la sociedad civil europea tiene ante estos hechos: De seguir así las cosas habrá que desempolvar aquel viejo lema que recorrió Europa en 1789.

*Profesor y activistade los Derechos Humanos