El ejercicio del mercado bursátil español se ha cerrado con una caída de su índice principal, el Ibex 35, próxima al 40%. Ese retroceso ha sido uno de los signos más evidentes de la llegada de la crisis. Tras jornadas de tensión, en las que los nervios de los inversores pusieron de manifiesto la zozobra en la que vivían sus expectativas, los índices han marcado récords de descensos y espectaculares subidas, todos ellos unidos a las contradictorias noticias que ha vivido la economía en los últimos meses. Al final del ejercicio, los expertos analistas subrayan que el mercado bursátil ha sido el que mejor ha funcionado durante el año, sobre todo si se compara con el bloqueo al que ha estado sometido el mercado de crédito (por contagio de la parálisis de las entidades financieras) o el de la deuda.

Con imperfecciones y detractores, lo cierto es que la compra y venta de acciones siguió durante el 2008 su curso normal en momentos en los que otros mercados de capitales se colapsaron. El interés de las empresas por financiarse a través de la emisión de acciones ha puesto de manifiesto que la bolsa es un instrumento indispensable en la economía, más cuando otros instrumentos de financiación han demostrado su incapacidad para constituirse en alternativa. El 2009, por tanto, podría deparar agradables sorpresas en los parquets.