El debate entre quienes creen que lo peor de la crisis está por llegar y quienes piensan que lo peor ha pasado han tenido en los últimos días sobrados argumentos en uno y otro sentido. Los primeros pueden decir con razón que la caída del PIB al final del primer trimestre se sitúa en el 3% interanual, una caída sin precedentes y más alta de lo previsto. Pueden agarrarse a otro dato demoledor aportado también por el INE: en España se han perdido 1,14 millones de empleos a tiempo completo en un año. En la otra orilla, quienes creen ver brotes verdes pueden argumentar que la bolsa ha iniciado una fuerte escalada desde que registró sus mínimos el 9 de marzo de este año. Desde entonces, el Ibex 35 ha subido alrededor de un 37%.

Pero donde está el término medio, y posiblemente la verdad, es en que aún seguimos bajando, pero a una velocidad claramente inferior a meses pasados. Eso se refleja tanto en indicadores de actividad y consumo como en los relativos al empleo, básicamente, afiliación a la Seguridad Social y registro de parados. En los próximos trimestres podemos asistir todavía a un rosario de datos negativos, pero seguramente no tan catastróficos como los anteriores. Por eso el regreso de los inversores a la bolsa apunta a la tan necesaria recuperación de una mínima confianza.