TNto están los tiempos para la lírica y los periodistas, como todo hijo de vecino, tienen derecho a sobrevivir; pero aun así sorprende el ridículo cometido hace unos días por ese diario madrileño cuyo nombre evoca, acaso irónicamente, la facultad de discurrir. El sábado pasado, en su primera plana, sobre el fondo de una foto a tamaño natural del ministro de Asuntos Exteriores con el índice amenazante, un enorme titular: "El Gobierno pone firme a Kirchner". No hubo que esperar mucho para que, producida la nacionalización de la petrolera YPF, el mismo periódico sostuviera sin rubor que "debe felicitarse al Gobierno por su prudencia, demostrada al limitar a las palabras la primera contestación ante el expolio". ¿Habrá que buscar en el diccionario el término servilismo ?

Cito lo anterior como ejemplo de la forma de proceder del Gobierno de Rajoy y sus cornetas , sus medios afines. Bravatas e inoperancia. Perdiendo a chorros el apoyo con que contaron en las elecciones de noviembre, como demuestran las últimas encuestas, los del PP evidencian desorientación y prepotencia. Si ayer dijeron hache, hoy defienden be sin pestañear. Las contradicciones --¿verdad, señor Floriano ?--, los diegos donde dijeron digo, las subidas de impuestos que aseguraron intocables, los recortes en educación, el repago en sanidad, iniciado con la pérdida de gratuidad de los medicamentos para los jubilados... Lo único que faltaba para el duro a una ciudadanía desengañada y escéptica era la aventura del safari real. Con un PSOE, para qué negarlo, que con lamerse las heridas y verlas venir parece tener suficiente. Su actitud ante el asunto del rey, con la excepción de Tomás Gómez , ha sido más propia de cortesanos aduladores que de un partido que un día fue republicano.

¿Cabrá algún consuelo? Pues sí, un consuelo del que los extremeños podemos sentirnos orgullosos: La propuesta de nuestro lehendakari, digo presidente regional, sobre una nueva edición, más de treinta años después de la primera, de los pactos de la Moncloa. Le auguro un rotundo éxito. Vean, si no, cómo ha sido acogida en su propio partido. Con propuestas de tal calibre (no sé si el término es adecuado en las presentes circunstancias) no cabe el desánimo. Por difíciles que sean los retos, los hombres de Estado es lo que tienen: soluciones de raíz para los males de la patria.