No estaría mal que una de las consecuencias del robo de armas por parte de ETA fuese un acercamiento PSOE-PP. Pero no nos hagamos ilusiones. Una discreta conversación del ministro del Interior, Pérez Rubalcaba con el portavoz del PP, Eduardo Zaplana , el jueves pasado en el Congreso, ha hecho crecer la esperanza de que los dos grandes partidos del arco parlamentario vuelvan al sentido común. O sea, a una sensata sindicación de voluntades para echar a ETA de nuestras vidas de una vez por todas.

Ocurría al día siguiente de las detenciones de tres etarras en el sur de Francia. Pero apenas tres o cuatro días después de conocerse un vídeo del PSOE que había irritado al PP, y apenas una semana después de un video del PP que había irritado al PSOE. Así que no procede apresurarse a celebrar una inesperada sintonía entre el Gobierno y el principal partido de la oposición sobre la mejor forma de terminar con la banda terrorista. Lo que sí parece acreditarse es una corta tregua en el implacable discurso del PP contra la supuesta rendición del Gobierno ante ETA. Rajoy ha celebrado como una buena noticia la actuación policial que se saldó con la detención de tres miembros del aparato logístico de la banda, muy probablemente implicados en el robo de 350 pistolas cerca de Nimes.

XADEMAS, ELx líder del PP, no ha caído esta vez en la tentación de mezclar las detenciones con los intereses políticos de Zapatero . Ni él, ni Acebes , ni Zaplana, ni nadie del estado mayor de Rajoy. Sí lo han hecho otros que se mueven en el entorno del PP, sobre todo mediático, hasta el punto de insinuar que la policía francesa pudo actuar en contra de la opinión del Gobierno español, o que estas detenciones se practicaron solo porque le convenía a Zapatero, aunque se tuviera localizados a los etarras incluso antes del robo de las pistolas. Aunque sólo sea por respeto a las Fuerzas de Seguridad del Estado, lo sensato es creer al ministro del Interior cuando dice que el Gobierno no ha bajado la guardia ante los terroristas. Y esa ha sido la actitud de Rajoy, Zaplana y Acebes. Sin embargo, el cierre de la brecha entre el PSOE y el PP es por ahora una quimera. Los dos partidos son rehenes de una dinámica políticamente infernal que solo romperán las elecciones generales o una eventual vuelta de ETA a las andadas.

De momento tenemos, por un lado, el autismo de Zapatero respecto a los tratos del Gobierno con ETA. Y por otro, el discurso demagógico del PP, que mezcla la calumnia con la crítica propia de un partido de oposición. Que Zapatero haga las cosas mal no autoriza a tachar de traidor y cómplice de asesinos al presidente del Gobierno de la Nación. Los beneficiarios de la bronca son los componentes de ese siniestro mundo de ETA-Batasuna, bastante crecido porque le ha visto las cartas a Zapatero.

*Periodista