Vestido para la ocasión y, llevando al extremo la tradición, llevo calzoncillos rojos, calcetines rojos, camiseta roja y la sangre, la que no han chupado algunos de los vampiros que nos gobiernan, roja, amarilla y roja. Llevo una copa de cava en la mano y, rodeado de los míos, propongo un brindis por el año nuevo.

Por todos nosotros, para que el sentido común nos conduzca a librarnos lo antes posible del cáncer político que nos destruye; por todos los que cabalgan en la ruina por culpa del paro, para que encuentren de una vez por todas un medio con el que puedan llegar a fin de mes y luchar por la supervivencia; por las mujeres y niños que sufren el miserable e injusto acoso de la violencia de los agresores, para que venzan el temor y obtengan toda la paz y tranquilidad que se merecen; por las víctimas del terrorismo, para que sigan luchando por una justicia clara sin escondites para los asesinos; por todos los indefensos que no pueden hacer nada contra los desmanes de los rectores públicos, para que alcancen la estabilidad y reciban el mérito que merecen y que les corresponde por su trabajo de muchos años; por los que, en estos momentos, no tienen nada, para que el sistema les proteja y les acoja, en vez de hundirles cada vez más; también por los pueblos oprimidos bajo el yugo implacable de dictaduras y totalitarismos; por los sarahauis, para que encuentren su libertad.

En definitiva, hoy quiero hacer un brindis para que nuestra sociedad mejore y consigamos una mayor igualdad, solidaridad y justicia para seguir mirando hacia adelante. Deseo con todas mis fuerzas un feliz 2011 a aquellos que, como yo, quieren que nuestra suerte cambie, sea como sea.

Tomás Salinas **

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