Escritor

Durante el mandato de Manolo Rojas en Badajoz, se corrían voces de los grandes negocios que se gestaban en el ayuntamiento. Con Gabriel Montesinos sucedió algo parecido. Ni al pobre Manolo Rojas ni a Montesinos se les conoce hoy riqueza alguna que no sea, en el caso de Rojas, de su propia familia. Su esposa Mari Sol, sus hijos; ésa fue la riqueza que dejó Manolo, que es la mejor. Con Montesinos ha pasado más de lo mismo. Todos lo ridiculizaban porque iba siempre como un adán, pero suponiendo siempre que guardaba en arcas los beneficios que le daba El Corte Inglés. La riqueza de Montesinos era su bondad y el estar entregado a la ciudad. Gracias a ellos se mantuvo en pie el Teatro López Ayala. Rojas nos quería hacer olímpicos, y hasta hemos tenido una medalla de oro. Hoy ya sabemos, con certeza, de su honradez extrema, aunque esto ni se comente. Y es que hay como un hecho aceptado, que los que deben tener dinero son los de siempre. Ver cómo la derecha hace dinero, tranquiliza. No están en boca de nadie o si están, es para aceptarlo. El sistema se siente seguro sabiendo que el dinero lo tienen los de siempre. Se siente inseguro de la otra manera.

En el Congreso de los Diputados, la bicha fue Pilar Miró, sacada a pública vergüenza por unos trajes. Después vino lo de Gescartera, donde hubo y hay un pringamiento general y sobre él se tiran sacos terreros, y nuestro entorno mira hacia otro lado como si no fuera con nosotros. Filesa fue otra cosa. Eran socialistas los cuatro que se pringaron, pero dio para ganar hasta unas elecciones.

Aquí, en Badajoz, la debacle viene de la época de Matías Ramos, que al final dio con sus huesos en la cárcel por nada. Hoy todo es legal. Se recalifica, pero todo está a favor del orden.

Un senador de Badajoz del partido socialista me cuenta que si sale a cenar no va en su automóvil, por si se toma una copa en la cena y después le obligan a soplar en un control antialcoholemia. A mí todo esto me parece demencial, pero es lo que hay. Con los automóviles pasa igual. Los políticos de la derecha, menos de un Mercedes, no te da categoría. Pero si un socialista o de IU, se compra uno, que se prepare.

Lo único que nos iguala es la muerte. Qué cosas.