Autor teatral

No tengo ni idea, del cretino que dijo que el verano era fiesta, o una modorra de cuarenta principales para siempre. El calor suda el alma y hoy, me siento vacío, como una urna, extrañando un voto, aunque sea un sobre de insensatez.

Decía Gala --al que sólo escucho y leo en teatro--, que huyendo del dolor, tanto físico como espiritual, huíamos de una gran parte de nuestra existencia. Existe el dolor, como existe la carcajada gloriosa de un segundo de dicha, que no de felicidad.

No hay cosa que más me joda, que un afamado, o imbécil, que pregone a los cuatro vientos, de cuatro esquinas, ´que es feliz´. No es envidia, sino mosqueo, por tanto tonto de encefalograma plano. ´Bonjour Tristesse´, debería ser el saludo a un sol, que nos cañea cada mañana, pero que guarda muchos ocres, grises y negros en esa explosión de luz y vida. Nuestra existencia son flashes de risa de un segundo, y lloros de años, por lo que a cada cual, le importe y pierde. Esa tristeza de hoy, podría ser la presunta mamada de Yola Berrocal, cuando asegura que en su boca, jamás entró lo que no fuera un chicle, aunque entre dinero e indignidad en su cuenta corriente. Como el saludo a la mañana de tantos familiares de militares, que se hicieron fiambres en Turquía, aunque Trillo tenga el contrato en regla y el alma bendecida por Escrivá de Balaguer. No hay canto para el triunfo, pero sí para la esperanza. Sin embargo al día hay que recibirlo con una mínima dosis de tragedia: ¡somos tan vulnerables! No es que uno se pase todo el día levitándose en penas, pero sí comprender que no somos nada, porque somos todo. O al menos eso creemos. De Gala, me creo ese dar el cara a cara con el sufrimiento, que no es otra cosa, que lo que le da sentido a nuestra vida. Hoy y ayer, la petulancia y la soberbia de muchos políticos serán lágrimas en poltronas huérfanas de su trasero. Otros, por el contrario, saludarán al día, con la temible convicción de que ese bienestar, durará para mucha vida. Saludaremos a los días -- con el hermoso título de Francoise Sagan--, lo que sabemos que este toma y daca de la vida, sólo necesita un segundo para helarte la sonrisa. Verle cara a la tristeza --que las hay hermosas--, es palpar lo trágico de nuestra existencia. Es contemplar, la pérdida de una amistad, el amor que se apagó en un rescoldo de rutina; los sepulcros del alma, dónde enterraste tanta gente que te quiso. Al fin y al cabo, echarle dos cojones a la vida, que por eso es vida. Ni siquiera hay que comerse tanto ´la olla´, que cuando te viene la risa o el llanto, sólo hay que dejarse llevar por el sentimiento. De todas formas, yo digo siempre, ´Buenos días, tristeza´. por lo que pudiera pasar. También digo ´Buenos días, alegría´, por lo que me pudiera venir. Ya saben las dos máscaras de Talía: la risa y el llanto. Al final, puro teatro.