TTtodos los juegos de magia, por espectaculares que parezcan, tienen su truco. La noticia del hombre embarazado, también. La gente al leer los titulares habrá pensado en lo adelantada que está la ciencia, que ha sido capaz de burlar las leyes de la Naturaleza. Hasta ahora, sólo las mujeres teníamos la capacidad de parir, ¿no?

En junio leímos la noticia de que por primera vez en el mundo, un hombre daba a luz una niña en Estados Unidos, de forma natural, aunque el parto duró cuarenta horas. Era una noticia sorprendente por lo insólito. Ahora, sólo cuatro meses después, parece que Thomas Beatie , que así se hace llamar este sujeto, está de nuevo embarazado. Ha salido tan prolífero como los conejos. Thomas, de 34 años, está casado con una tal Nancy , doce años mayor que él.

Resulta que este transexual de Hawai nació mujer, se quitó los pechos y se hormonó para aumentar los niveles de testosterona y adquirir los caracteres propios del sexo masculino: voz grave, vello en cuerpo y barba, complexión más fuerte, etcétera. A efectos legales, por su cambio de género era un hombre. Pero (y aquí está el truco) no se ha operado sus órganos sexuales femeninos, los ha mantenido intactos aunque, a todos los efectos, haya llevado una vida como si fuera un hombre.

Para volver a embarazarse, ha tenido que dejar el tratamiento hormonal masculino. Es una ironía, una contradicción. Si reniega de su sexo, si desea ser hombre, ¿por qué recurre a lo que sólo es exclusivo de la mujer? Es una incongruencia: ahora sí, luego, no. Quiere ser mujer para lo que le interesa y hombre el resto del tiempo. Para explicar su comportamiento, una de dos: O lo hace porque es una persona insatisfecha, insegura y con baja autoestima con una personalidad indefinida, diluida en una tierra de nadie o mejor, cuerpo de nadie , quizá influenciado por una infancia trágica, o lo hace para ganar dinero y notoriedad, como espectáculo público.

Lo dicho. El truco está en que biológicamente tiene todo su organismo interno femenino, con ovarios, matriz, vagina, como cualquier mujer, vamos.