Soy una cacereña, y como la gran mayoría, le tengo un gran cariño a la Virgen de la Montaña, es algo muy nuestro, de todos los cacereños y como tal me arrogo el derecho a opinar sobre los recientes acontecimientos acaecidos en la Cofradía de la Santísima Virgen, en torno a la posibilidad de que las mujeres puedan cargarla.

Después de leer el rechazo de los miembros de la cofradía a modificar los estatutos para permitir la carga de las cacereñas no he podido evitar escribir estas líneas ante la indignación que he sentido como mujer y como cacereña. Es indignante que en pleno siglo XXI se le niegue algo a una persona en virtud de su sexo, y máxime cuando se trata de hacer algo que tradicionalmente suelen hacer las mujeres, como es cargar a una virgen en una procesión.

Me gustaría saber el porcentaje de hombres que han votado en ese referendum, porque me niego a pensar que las mujeres cofrades hayan tirado piedras contra su propio tejado y si hay más votos de hombres, sería peor pensar que siguen decidiendo por nosotras. Y por favor dejen de aludir a la tradición, si por ella fuera las mujeres seguiríamos estando en la penosa posición a la que se nos ha relegado históricamente. ¿O acaso no ha sido permisible por tradición la situación marginal de la mujer en Oriente? ¿O la ablación en Africa?

Me solidarizo con todas las cacereñas que deseen cargar a nuestra Virgen y les aconsejaría que abandonaran la cofradía. Se puede seguir queriendo y honrando a nuestra Virgen si necesidad de que te humillen y te releguen a segunda fila como siempre han hecho. ¡Viva la Virgen de la Montaña!, pero un cero muy grande para la cofradía y sus cofrades por discriminar a las mujeres cacereñas.

Ana Carmen Maestre Moreno **

Cáceres