XQxuizás la desectructuración de la sociedad actual nos aleja cada vez más de la idea que ligaba cultura a progreso social.

Por eso no deberíamos utilizar la visión del mundo de la cultura como un elemento meramente ornamental, sino más bien considerarla como epicentro alrededor del cual se produce el desarrollo sostenible, social y económico basado en la integración y la diversidad.

Entender la cultura desde otro punto de vista sería tratar de instrumentalizarla y quizás esa actitud nos llevaría a hablar de beneficencia cultural , depreciando así el bien más valioso de las sociedades, el que permite al ciudadano enriquecer su capacidad de análisis y respuesta ante los diferentes retos que se le presentan. Esto limitaría su libertad de visión humanística, su derecho a la cultura en armonía con los principios democráticos y sus derechos fundamentales.

No se me ocurre mejor escenario para representar estos valores ante Europa que Cáceres, nuestra ciudad, una ciudad patrimonio de la humanidad, y hecha a la medida del hombre, donde apreciar y disfrutar de la cultura sin agobios ni embotamientos. Pero para ondear la bandera de la capitalidad cultural debemos reclamar la implicación de todos los estamentos de la sociedad extremeña tanto públicos como privados, moviéndonos todos al unísono, con un sentido y un objetivo común y teniendo claro que el presente y el futuro de Cáceres pasa irremediablemente por actitudes y políticas renovadas que potencien el turismo (con un paladar preparado para degustar más allá de nuestra rica gastronomía) y que reivindiquen la deuda histórica que Europa tiene contraída con esta región.

Este posicionamiento quizás facilitaría la salida del aislamiento físico con la finalización de los proyectos pendientes y aportando nuevas iniciativas mostraríamos un foro abierto, una ciudad dinámica y sin complejos, recuperando un espíritu sin prejuicios y mostrando nuestra verdadera personalidad que en otros tiempos tendió puentes entre civilizaciones.

Me gustaría que todos nos lo creyésemos, que todos nos pusiésemos de acuerdo y que sin dilación empezásemos a trabajar en serio para presentar una candidatura sólida, de la que todos nos sintiéramos orgullosos. Así y, no de otro modo, en el 2016 Cáceres será la capital europea de la cultura.

No deberíamos utilizar la visión del mundo de la cultura como un elemento sólo ornamental, sino más bien considerarla epicentro a cuyo alrededor surge el desarrollo sostenible, social y económico basado en la diversidad