WLw a política municipal cacereña está ahora pendiente de un nuevo pulso: el que le ha planteado Izquierda Unida a la alcaldesa, que gira en torno a la concesión de la explotación del servicio de abastecimiento del agua. IU reclama al PSOE que rescate la concesión, que expira el próximo año, y que cree una empresa mixta, con mayoría municipal, para realizar el servicio que hasta ahora hace el Canal de Isabel II. Lo que pide la coalición de izquierdas a los socialistas es que se atengan a lo pactado cuando firmaron el contrato para coaligarse y, en este sentido, IU es coherente cuando afirma que romperá el pacto y dejará de apoyar a Heras si no cumple lo firmado.

Frente a este planteamiento se alza, sin embargo, la situación financiera del consistorio, cuya viabilidad es tan delicada que solo un ingreso extraordinario podría equilibrar el presupuesto y saldar las deudas. La posibilidad de cobrar el canon por la concesión, y hacerlo por adelantado como propone el concejal De la Calle, es la salida más entendible para superar la situación de números rojos, puesto que el canon puede alcanzar a 31 millones de euros, que el ayuntamiento cobraría en 3 años, y el agujero financiero es de 25. En esta tesitura, IU tiene que elegir entre el corazón y la cabeza, entre lo que le dicta su posición ideológica (la supremacía de lo público frente a lo privado; el retorno del servicio de abastecimiento de agua al municipio, aunque el canon, en una empresa mixta, sea menor y no llegue a reparar las goteras del presupuesto), y a lo que abocan las circunstancias. Gobernar tiene estas cosas: que a veces hay que traicionar los principios para lograr un buen fin, como es el saneamiento de las cuentas cacereñas, entre cuyos beneficios está el de pagar deudas a empresas que pueden mantener o crear un bien en estos momentos tan escaso como es el empleo.

IU debería hacer esa reflexión y, sobre todo, presentar números que muestren que su posición no se debe solo a su ideología sino a que su fórmula mixta es, al menos, tan eficaz y beneficiosa para la ciudad como la que defienden los socialistas. Al PSOE también le es exigible que en esta ocasión no se escude en el histrionismo de Pavón para criticar a la coalición izquierdista, porque cuando firmaron el pacto debieron hacerlo sabiendo a lo que se exponían: a que la realidad le podría impedir cumplirlo.

Una vez más, la endiablada situación política del Ayuntamiento de Cáceres coloca a sus responsables frente a situaciones en las que sería necesaria una flexibilidad que hasta ahora han demostrado estar lejos de tener. Este de la empresa del abastecimiento es un callejón sin salida al que, sin embargo, no quedará más remedio que encontrársela. Porque de ella puede depender que la coalición PSOE-IU siga en el gobierno. Tal vez el miedo sea en este caso el mejor guardián de la viña y solo la perspectiva de que salte por los aires la sociedad entre Heras y Pavón haga optar a este último por acallar el corazón. Al fin y al cabo, si no lo acalla él se lo pueden terminar acallando los demás.