Todos los años, por estas fechas, los medios de comunicación regionales se ocupan del mismo asunto relacionado con el baloncesto: de la posibilidad de que los ascensos por la compra de plazas, renuncia o desaparición de clubs, etc. terminen materializándose y beneficiando a algún club extremeño. La historia de este verano es que una vacante de LEB Oro --la categoría a la que aspiraba el Cáceres 2016 y que se le escapó al perder en el Multiusos con Illescas-- pueda ser ocupada por el equipo cacereño. En estas páginas se informa de que existen muchas probabilidades de que Cáceres 2016 ocupe la plaza que deja en esa categoría Palma Aqua Mágica; incluso la información habla de que este es un asunto "oficiosamente" resuelto y que tomará carta de naturaleza en los próximos días.

Ojalá sea así. Y ojalá y sea con el decidido apoyo de las instituciones. En Extremadura hay experiencias de apoyos institucionales a clubes deportivos que se han saldado abruptamente y con las instituciones escaldadas porque los fondos públicos no tuvieron el mejor uso posible. La cautela, por tanto, es lógica. Pero la cautela no debe empañar la vista para percibir que el deporte es hoy un vehículo fundamental de identificación y conocimiento exterior. Que Cáceres juegue en LEB Oro --y, para redondear, Badajoz logre la plaza en LEB Plata que deja vacante el Cáceres-- es una herramienta muy importante para caminar en la dirección del 2016. Es un divertimento, un espectáculo, pero también una inversión. En imagen, que hoy es lo que más se cotiza.