En la madrugada del pasado domingo, dos concejales del gobierno de Cáceres, Miguel López y Carlos Jurado, visitaron el recinto ferial donde los jóvenes celebran, cada fin de semana, el ´botellón´. La visita de los ediles ha suscitado, como cabía esperar, variados comentarios en la edición digital de este diario. Algunos ciudadanos consideran que se trata de una visita oportunista y ´para hacerse la foto´. Serán los resultados de la vuelta que López, que tomaba notas en una libreta, y Jurado, se dieron por el ferial cacereño los que darán o quitarán las razón a quienes creen que estas iniciativas solo sirven para salir en la Prensa, pero hasta tanto se ven, o no, esos resultados a los dos concejales les cabe el beneficio de la duda.

En su haber está el que hasta ahora el ayuntamiento de la ciudad no había dado muestras de preocuparse por las condiciones higiénicas y de seguridad en que tiene lugar el ´botellón´. Y eso ya es algo. Con independencia de la opinión que tengan los responsables municipales sobre esa forma de diversión juvenil, lo cierto es que el ´botellón´ es un fenómeno que, una vez que no es posible prohibir ni disolver sin más, es preciso que se desarrolle en las mejores condiciones. Porque los que participan en él son ciudadanos.