WLwa captura de Bernardo Provenzano , jefe supremo de la mafia siciliana, tras 43 años de clandestinidad, libera al Estado italiano del oprobio permanente, pero plantea interrogantes sobre el futuro de la organización criminal, la eventual guerra de clanes por la sucesión y las tenebrosas relaciones de la política y los políticos con los extorsionadores. Provenzano, que sustituyó a Totó Riina cuando éste fue encarcelado en 1993, abandonó la confrontación con el Estado y transformó Cosa Nostra en una empresa más eficiente y menos sangrienta, alimentada por el dinero de los contratos de obra pública. Existe el riesgo de que el vacío creado por la detención de Provenzano se rellene pronto y liquide la pax mafiosa que prevaleció en Sicilia al tiempo que prosperaban los negocios inmobiliarios. Mientras, persiste el misterio sobre la captura del padrino, pero quizá no es del todo casual que fuera anunciada el mismo día en que se conocieron los resultados electorales que señalan el ocaso de Silvio Berlusconi . Y la ciudadanía permanece a la expectativa, entre la complicidad y el terror, encadenada por la omert , la ley del silencio que todo lo envilece, a la espera de que el Estado ofrezca pruebas tangibles de su voluntad de terminar con la corrupción.