XExs evidente que en muchos casos la sociedad no es consciente de la gran labor social que desarrollan las cajas de ahorros, revirtiendo parte importante de sus beneficios en la propia sociedad donde éstos se generan y las mismas realizan su actividad. En muchos casos esta cierta ignorancia tiene su origen en que las propias entidades no venden como debieran la gran obra social que realizan. Ello conlleva que a la hora de que un cliente se acerque a cualquier entidad financiera no sea consecuente del por qué debe elegir una entidad u otra. Fundamentalmente el carácter regional o provincial de estas entidades de ahorro las hace más próximas al ciudadano que además debe ver más allá de una simple marca o slogan.

La obra social de las cajas de ahorros no es de ayer. Son más de 150 años contribuyendo a la mejora de la propia sociedad y, como filosofía histórica, prestando su colaboración económica a los más desfavorecidos. Como dato significativo y que avala lo anteriormente citado, se estiman en 1.200 millones de euros el montante global que las cajas destinaron el pasado año a iniciativas sociales. Un desglose por áreas de los recursos destinados a obra social durante el año 2003 nos da el siguiente resultado: patrimonio histórico y artístico el 8,98%; investigación el 5,28%; asistencia social el 24,53%; asistencia sanitaria el 2,21%; cultura y tiempo libre el 46,21% y educación el 12,80%. La evolución, y según datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), de los recursos destinados por estas entidades a tan altruista menester se han multiplicado por 2,5 desde el año 1990.

El hecho de involucrarse cada vez más la propia sociedad con estas entidades, que de alguna forma son suyas, hará que sean aún mejores sus resultados y que éstos sigan revirtiendo de una forma u otra en ella. Hacía referencia no hace mucho el señor Fornella, presidente de La Caixa, tercera entidad financiera del país, a que de alguna forma la filosofía de las cajas de ahorros implica de forma positiva a los trabajadores por el conocimiento del destino que se da a los beneficios; y por lo que respecta a los clientes también las cajas gozan de un alto grado de fidelización de éstos porque el conjunto de actuaciones de las cajas interesa, resulta atractivo

No obstante, y si nos circunscribimos a nuestro entorno más cercano, a nuestra propia comunidad autónoma, sí es cierto que nuestras cajas de ahorros tienen una alta cuota de mercado pero por debajo de otras regiones donde la sociedad está más involucrada con sus propias entidades y tienen más asumido aquello de que lo suyo, independientemente de otras razones o circunstancias netamente comerciales, es mejor que lo que les llega de fuera. Sí es cierto, por otro lado, que nuestra comunidad está siendo de alguna forma invadida por entidades foráneas a un gran ritmo; la competencia es sumamente agresiva y más en un mundo, el financiero, en constante evolución. La sociedad extremeña, y a la cual va destinada parte importante de los beneficios de nuestras cajas, también debe ser consciente de que forma parte de ellas y que, repito, sus beneficios revierten en forma de obra social en nuestro propio patrimonio histórico, en investigación, en asistencia social, en cultura y educación. Vender estas bondades y llevar esta filosofía al espíritu de la propia sociedad es responsabilidad de nuestras entidades financieras. Así como implicarnos o involucrarnos más los extremeños para con estas instituciones que nos son propias, desterrando, aunque sea poco a poco, nuestros históricos complejos hacia todo lo nuestro y en favor de todo lo que nos viene de fuera... Lo de la presunta ingerencia de los políticos es otra cosa... ¡Que Dios nos coja confesados!