A pesar de los atambores, del despliegue de pendones y de la fanfarra mediática, hay en el ambiente una sensación de pausa, de repliegue, de prietas las filas que esto empieza en un verbo, y la verdad es que se agradece.

Pasar un solo día sin oír las desgarradas quejas de los salvapatrias, graznidos quizá del pajarraco santificado (que sí, que lleva aureola en los trapos fetén) y, a continuación, las excusas, que no respuestas ni contraataques, sin chicha ni limoná, pidiendo perdón por existir y mire usté, seño, qué bonita me ha quedado la plana hoy, como mayor atrevimiento, es casi una bendición.

Por quedar, quedan diatribas de segunda división: Jaime Ignacio , repudiado por los jefes por haber osado suponer una imposible equivocación del añorado Josemari , intenta corregir el rumbo preguntando al Gobierno (¡de la nación!) por las fotos de Montoya y, de paso, suplicando le quiten de en medio a Paco Muñoz , que eso es mucho toro para lidiar en la plaza de Badajoz. Si sus colegas de partido no sintieran esa visceral repugnancia a abrir un libro, alomojó se habrían dado cuenta del ultraje a la moral pública hace unos años, cuando se publicaron, pero se entretuvieron con tonterías como hablar de ideas para cambiar las ciudades y no de lo que realmente importa: los calzoncillos rosa del señor diputado.

XPOR ESTOSx lares, acá, en el Oeste de la ilusión, andamos aún más tranquilos, si cabe. El aprendiz de... nada, porque ¿qué hay que aprender con esos líderes?, sigue siendo la voz de su amo, así que aburre antes de empezar a hablar. Con lo a gusto que estaría él con un Gallardón , por ejemplo: aprendería a montar en moto, que ya es algo. El sucesor in péctore, viva imagen de la satisfacción, del estado del bienestar y de lo fácil que es comprar corbatas horrorosas, continúa con sus visitas pastorales, inaugurando maquinitas que, con suerte, alguien hará funcionar algún día. Por lo pronto, inauguradas están, por si las corbatas y las mangas de la chaqueta hasta los nudillos llevan a una debacle que parece imposible.

En realidad, el patio no da para mucho más. Tan tranquilo, tan apacible está el ambiente en general, que hasta Miguel Bosé , en una muestra más de generosidad y sentido del Estado, nos obsequia con un remake-revival-renove de lo que ya le dio sus buenos duros hace la tira de años. Advierte, para los mal pensados, que no es por falta de neuronas, porque ya tiene preparado nuevo disco con nuevas creaciones y corrobora la originalidad del pasado redivivo con unos 30 duetos (el palabro existe en español, que lo he mirado en el María Moliner, conste). Vamos, que se lo cantan otros. Entre ellos, su sobrina Bimba , por aquello de la promoción familiar. Ya lo hizo su madre, la singular Lucía Bosé , con él, cuando fueron portada y reportaje gráfico de Paris-Match , ella en la plenitud de su sensualidad y él en el principio de su adolescencia (diez o doce añitos), envueltos ambos, aparentemente desnudos, en una enorme manta de piel. El escándalo fue mayúsculo, mucho mayor que el que se ha pretendido montar con las fotos de Montoya, pero al niño lo vieron en todo el mundo y ahí sigue. Por cierto, a Montoya también, aunque me da a mí que esta no ha sido una promoción publicitaria...

En la portada del disco, obra de David Delfín (otro provocador de señoras bien), su cuerpo tatuado, instantes antes de que se le pasara el efecto de la liposucción, supongo, porque ahora luce unos michelines señoriales, y un careto, una vez más, tan ambiguo como todo él: la viva imagen de Freddy Mercury . Sólo imagen, por supuesto. Al genial cantante de Queen no le hacían falta duetos. Lo de Barcelona con la Caballé fue un diálogo entre dioses, nada más. Y se la comió viva.

En fin, todo un touch of class para dar vidilla a los medios de formación del espíritu nacional, tan rústico y mesetario él (el espíritu, claro) últimamente.

*Profesor