El calor en verano llega irremediablemente todos los años a nuestras vidas, pero parece que cada año fuese la primera vez. No hay humano en tierra de secano que no hable del calor que pasa como si fuese algo extraordinario, como si fuese una nueva experiencia en su vida. Nadie se acuerda de los veranos pasados vividos a 40º a la sombra. "Este calor no es normal", es la frase más pronunciada.

Te preguntas qué ocurriría si un verano --este, por ejemplo-- dejaran de funcionar nuestros sistemas de refrigeración por falta de electricidad: ventiladores, aire acondicionado, frigoríficos, y demás aparatos refrigerantes. ¡Uf!, sólo de pensarlo se te arruga la piel. Y recuerdas cuando tu padre te contaba que tu abuelo trabajaba en verano de sol a sol asfaltando carreteras, combatiendo el calor con el agua que daba un humilde botijo puesto a la sombra de una encina.¡Ay, si tu abuelo volviera al mundo y nos oyera quejarnos! Hoy, que sólo pasas calor durante el trayecto del trabajo a tu casa y de tu casa al bar. Por cierto, que en la época de tu abuelo, de cerveza fría en el bar, nada. Vino y del tiempo.

Te vienen a la mente las fotografías que tenía tu madre de tu abuela de joven y sus coetáneas. Aquellas mujeres bien abrigadas en pleno mes de agosto, bajo un sol de justicia, porque la moral y el pudor obligaban. Y ya no te digo si guardaban luto, que sólo dejaban sus caras sin cubrir. ¿Cómo podían soportar el calor?

Hoy el verano sirve para pasar calor y para que la gente desnude las partes más enseñables de su anatomía, en algunos casos siempre con el cuidado de no exhibir excedentes poco estéticos, como michelines, celulitis y flacideces. Las mangas se acortan, los escotes se alargan; y las pestañan se alegran al ver los ojos en verano lo que el invierno esconde.

En fin, que nos guste o no, todos los años tendremos un verano con su irremediable calor natural. Aunque últimamente nos trae otros fenómenos climáticos insólitos, como esas lluvias torrenciales que caen donde menos lo esperamos. Eso sí es preocupante. Quizá sea el precio a pagar por refrigerar el calor de forma poco natural.