En el 2002, con la entrada del euro, dejó de existir la peseta, lo que provocó que todo el dinero negro de usureros, especuladores y mafias multinacionales tuviera que ser invertido en inmobiliarias, construcción y negocios fáciles de revender. Así se blanqueaba y reconvertía esos miles de billones de dudosa procedencia e imposibles de justificar en euros. De este modo se inició este gran crecimiento general y especulativo en todos los ámbitos industriales, pero también se multiplicó la riqueza de quienes invirtieron y crearon esa gran burbuja que ahora ha explotado, con lo que se repite la situación: billones de euros desaparecidos u ocultos en paraísos fiscales, que dejan a la mayoría de países en la quiebra parcial y a millones de personas en el paro, sin ilusión, sin futuro, desesperadas... Para volver a activar la economía de nada sirve dar miles de millones a quien los tiene --los culpables de esta situación--, sino cambiar la carátula de euro y del dólar, o la moneda, para que fluya por la fuerza el dinero negro u oculto y se ponga en circulación si no quieren perderlo todo. Una medida que servirá para que a la mayoría de gente honrada (el 98%) nos devuelvan el producto de ese abuso.

Juan García Fernández **

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