La confirmación de que el desastre ecológico va a más, expresada por las imágenes del fuel manando desde el barco varado en el fondo del mar, coincide con un cambio de estrategia del Gobierno. Es posible que algunos sondeos de urgencia estén detrás de la rectificación. Finaliza la etapa de minimizar lo sucedido y ya se reconoce que el vertido es grave, pero, según la versión oficial, tanto la Administración central como la Xunta de Galicia están haciéndolo magníficamente bien. Otra tesis: la gigantesca descoordinación denunciada por prácticamente todos los que intentan luchar contra el fuel es, dicen, un invento de la oposición. Lo único que reconoce el Gobierno es cierta escasez de medios, algo que previsiblemente pronto achacará a quienes gobernaban en etapas anteriores.

Ayer, demasiado tarde, llegó la primera autocrítica de Fraga, pero el Gobierno no secunda la actitud del ilustre cazador. También hubo el primer debate en el Congreso, marcado por mucha incredulidad ante las explicaciones del PP. El anuncio de que pronto llegará dinero para las víctimas tal vez sea eficaz para evitar un vuelco electoral en Galicia, pero las críticas a la negligencia, imprevisión y falta de capacidad de respuesta son cada vez más internacionales.