TEtn lo que llevamos de verano ya se han producido varios atropellos de peatones en Extremadura, el último en la localidad cacereña de Aliseda. Una mujer de 70 años y su nieto de 5 fueron arrollados por un vehículo mientras paseaban cerca del pueblo por una carretera local. Centenares de personas en todos los pueblos -esto lo sabemos muy bien quienes conducimos habitualmente por este tipo de entornos- gustan de caminar por las carreteras, vías potencialmente peligrosas e inseguras para esta práctica. Está bien que las personas libremente deseen hacer ejercicio, rezar el rosario o simplemente entablar conversación, pero siempre con la precaución y adoptando algunas sencillas medidas de seguridad.

Afortunadamente este tipo de accidentes suelen producirse con muy poca frecuencia para lo que, en función de las negligencias existentes, suelen generarse. Y esto lo digo con mucho conocimiento de causa y con alguna que otra experiencia al respecto, que bien pudiera haber acabado en tragedia. En mis muchos desplazamientos en coche observo a muchas personas que suelen utilizar la carretera para caminar sin adoptar las debidas precauciones, como por ejemplo no ir provistas de chaleco reflectante, linternas o caminar por el lado izquierdo. Por lo que se observa en la realidad parece que estas sencillas normas, o no se conocen o no se quieren conocer.

Existen espacios menos peligrosos como caminos rurales o las propias calles de nuestros pueblos, tranquilas y con poco tráfico, que bien podrían albergar estas actividades tan arraigadas, especialmente entre el colectivo de mujeres. Bien merece la pena cambiar el asfalto por la tierra o el empedrado, y evitar en lo posible sucesos como el acontecido. A esto debe unirse también una mayor presencia de campañas informativas orientadas a colectivos sensibles como por ejemplo niños y personas mayores, directamente difundidas en los pueblos a través de las asociaciones e instituciones, todo ello en aras de prevenir este tipo de desgracias.

*Técnico en Desarrollo Rural