Hubo un tiempo en que el PNV se empeñó en que los vascos veraneásemos en Euzkadi. Lo de veranear va a menos. Ahora hacemos escapadas. Euzkadi, sin embargo, es un concepto al que las canas le van dando lustre. Aquella arcadia sabiniana, más cercana a las revelaciones bíblicas que a la realidad, es ya moneda de curso legal. El caso es que los bilbaínos tenían las playas de Cantabria (por entonces todavía Santander, mar de Castilla,… La Vieja, claro) a menos de una treintena de kilómetros. Así que quien remojaba sus pantorrillas en Castro Urdiales podía pasar por un hediondo españolazo al volver al batzoki de Abando. Españolazo y españolaza, diríamos, que el PSOE también tiene vela en este entierro. Pero cada día tiene su afán y aquello pasó. Ahora lo que interesa es que los españolazos de allende Pancorbo visiten el Guggenheim.

Digo esto a cuento de nuestro director general de Turismo, don Francisco Martín Simón, un tipo simpático, expansivo y nada acomplejado, que se ha ido esta Semana Santa de escapada al Caminito del Rey (Málaga). Así, en principio, bien. Yo me he ido de peregrinación a Santiago de Compostela. Camelias y ribeiro. De pitarra nada. ¿Por qué no fui de peregrinación a Guadalupe? De perogrullo, porque preferí irme a Compostela. Que la Virgen y mi amigo Jaime Ruiz Peña, gran impulsor de los caminos que conducen a Guadalupe, me perdonen. De hecho creo que Jaime me ha perdonado porque se vino conmigo. Me he ido por eso y, vamos a sincerarnos, porque no soy director general de nada y de turismo tampoco.

Don Francisco no solo se fue, sino que le dio publicidad a tamaña temeridad en redes sociales. Y ya saben quién las carga. Así, en caralibro, aparecía a punto de despeñarse, con su casquete de obra y sus pantalones cortos de scout. Como era de esperar por cualquiera mínimamente despierto, más de uno le afeó la conducta. No se puede vocear día y noche Extremadura como destino turístico y luego, la vida por montera, alardear de picos pardos en Málaga. Al menos no el director general de Turismo de la Junta de Extremadura. En su defensa el interfecto arguyó que no había en nuestra región una iniciativa turística de semejante calado y que, además, la jarana se la pagaba de su bolsillo. Y aquí torció el rabo la puerca. Si iba de espía, todavía, pero si iba a trabajar mejor en horario de trabajo. Y si se lo pagó de su bolsillo con ello viene a decir que por Extremadura viaja porque se lo pagan y le sale de balde, pero cuando tiene que elegir de su peculio, elige Málaga.

Más o menos le pasó al rey Juan Carlos. Cazar en Bostwana no es delito; y por si hay alguna lo duda, escribiré: cazar sigue sin ser delito (que de furtivo no iba). Al rey le dieron matarile hasta que se bajó los pantalones y después de bajárselos. Eso que llaman «lo políticamente correcto» no deja de ser la dictadura de los meapilas sin Dios. Y las redes sociales, por supuesto, son un vertedero. Pero aún así, lo de Martín es, sin duda, un desliz, una honda falta de coherencia con el cargo que ocupa. ¿Es condenable por ello? ¿Debe dimitir el susodicho director general por este asunto? El rey tampoco dimitió (de entrada). Y si entonces me pareció un linchamiento perpetrado por mediocres y resentidos, lo mismo, más o menos, menos o más, me parecería ahora. Pero no por ello deja de ser un tremendo error. En todo caso, ustedes, amables lectores, tienen la palabra. Solo a ustedes corresponde saber si la anécdota debe convertirse en categoría. Por cierto,… ahora los viejos nacionalistas, ya jubilados, bailan los pajaritos sin vergüenza en Benidorm. ¡Que Sabino Arana les perdone!