XLxa propuesta del Consejo de Administración de la futura Corporación de Televisión y Radio Pública Extremeña, consensuada entre los tres grupos de la Asamblea autonómica, abre el camino para que en esta región podamos tener una televisión propia y al amparo de una ley que consagra al medio como público, de calidad y al servicio de la ciudadanía.

Ha sido éste un parto doloroso, y esperemos que, como en la fábula de Esopo, tras el estruendo que sacudía la montaña y hacía presagiar un parto excepcional, no siga el alumbramiento de una vulgar urraca: ha habido terremotos políticos, sentencias judiciales condenatorias del primer intento de televisión regional (Canal Sur o Teleibarra ), acusaciones de obstruccionismo entre los tres grupos políticos y, finalmente, un primer consejo de administración paralizado por las presiones veladas del principal grupo parlamentario.

Este es el segundo intento, el inicio del camino que conduzca a una televisión innovadora en los contenidos y en la relación con la sociedad, pero es también la última oportunidad. Que las distintas fuerzas políticas clarifiquen su posición de antemano --es decir, qué entienden por televisión pública y plural, qué contenidos quieren primar y qué medios serán los utilizados-- ayudará a culminar el proceso.

Los nombramientos para el consejo rebelan la concepción que de la futura televisión tienen los partidos. Las propuestas efectuadas por IU se encuentran en la base que de la concepción de los medios hemos manejado en el colectivo que coordino:

Manuela Martín, nuestro primer nombre, era una apuesta por la profesionalidad en el consejo, una candidata que aseguraba un conocimiento extenso de los medios de comunicación y que velaría por la puesta en marcha de una televisión realmente pública, no sujeta a los dictados del poder y con trabajadores contratados en función de la capacidad y el mérito.

Como nuestra segunda propuesta, Manuela Martín no era --ni es-- militante de IU ni tampoco respondía a una recolocación interna de cargos públicos del partido que, cosas que pasan en esta vida, se han quedado sin puesto ni oficio.

Juan Sánchez responde, junto a la profesionalidad, especialmente la de un profesor universitario que ha dedicado una parte de su investigación a establecer la relación de los medios con la conformación de la opinión pública y la evolución de éstos desde el siglo XIX, a una apuesta por la participación de la ciudadanía en la futura televisión, porque, lo anuncio ya, no se trata tanto de velar por la necesaria pluralidad informativa como asegurarse de la participación real de los ciudadanos en la programación y desarrollo del ente público: ¿qué papel tendrán en la corporación audiovisual los sindicatos, los colectivos sociales, la universidad, las asociaciones culturales, de jóvenes...? Y voy más allá: ¿apostamos por un medio que genere no sólo información, sino conocimiento? ¿Innovaremos a la hora de ofrecer un programa? ¿Podremos conjugar una televisión al servicio del entretenimiento, pero también de la educación?...

Junto a esta concepción nueva de la televisión y de sus contenidos, está la puesta en marcha de un medio que cuente con profesionales contratados mediante el procedimiento de las oposiciones --lo que exijimos a cualquiera que quiera pertenecer a la función pública-- pero también que colabore con las productoras extremeñas no con los criterios de los nuestros y los suyos , sino valorando los proyectos y el encaje de éstos en la programación general de la televisión.

Un parto doloroso, sí, pero hoy se inicia un camino apasionante cuya meta sea una televisión más o una televisión pública, plural e innovadora.

*Coordinador general de Izquierda Unida en Extremadura