Muchos son los ecos que ha levantado la propuesta del Gobierno español de incluir imágenes de impacto visual en las cajetillas de tabaco. Aunque con ello intenten reducir las muertes relacionadas con enfermedades provocadas por el tabaquismo, solo con buenas intenciones no puede arreglarse tal lastre. Cada día hay miles de personas que se levantan arrastrando problemas de salud acarreados por el hábito de fumar y, aun así, no dejan de encender el cigarrillo de rigor. ¿Se puede creer que con un par de imágenes que impresionen conseguiremos que estas personas abandonen su adicción a la nicotina? Sinceramente, creo que no. Son muchos los fumadores que, antes de que la recomendación del Ministerio de Sanidad se ponga en práctica, ya han dicho que no lo necesitan porque conocen su adicción y las consecuencias que acarrea. Por esta razón, pienso que igual que la ley antitabaco pretendía ayudar a reducir el consumo de tabaco en lugares públicos y, en la práctica, apenas existen bares libres de humo, estas imágenes que se van a incorporar a las cajetillas de tabaco solo despertarán la curiosidad de los fumadores pero no acabarán solucionando el problema de raíz. Algo que, por otra parte, no sé hasta qué punto interesa a la Administración desde el punto de vista de la eficiencia, por la cantidad de millones de euros que mueve un negocio de esta envergadura y que se enriquece a costa de nuestra salud. Si el tabaco es una amenaza para la salud de la sociedad, dejémonos de imágenes y actuemos en consecuencia contra los que provocan, como dice el ministerio, "más de 50.000 muertes al año".

Susana Mondéjar Ventura **

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