La campaña de las elecciones europeas del día 13 se ha jugado como nunca en el campo de la televisión. Los mítines, con una asistencia cuanto menos irregular y en absoluto apasionada, apenas han servido como escenario para los programas informativos. En este modelo de campaña, el peso de la preparación del ambiente electoral ha recaído en los debates televisados.

El primer cara a cara desde 1993 entre dos candidatos a nivel nacional, con Borrell y Mayor Oreja en Tele 5, permitió un intercambio de opiniones un tanto rígido pero vivaz que fue recompensado con una cuota de pantalla del 25,3%. Eso es superior a la audiencia habitual de otros formatos más encotillados, como las entrevistas. En TVE, el encuentro de los seis principales cabezas de lista sirvió para hacer llegar a toda España la pluralidad de las ofertas políticas y de lassensibilidades territoriales. Y en otras cadenas autonómicas, los candidatos de cada comunidad han podido acercar la campaña a los intereses de sus electores.

Esta rueda debe seguir, si se quiere alcanzar un nivel de participación aceptable. Por eso, si se frustrase el segundo cara a cara previsto, que el PP quiere celebrar en Antena 3 y el PSOE en TVE, los dos partidos mayoritarios cometerían un error y dañarían a la campaña en sí misma.