WLw a prohibición a los medios de publicar y difundir sondeos electorales durante los cinco días anteriores al de la votación, establecida en el artículo 69.7 de la ley electoral de 1985, se ha demostrado como una clara limitación de la libertad de expresión, impropia de una democracia consolidada como la nuestra. EL PERIODICO EXTREMADURA cumplirá esta norma, pese a no estar de acuerdo con ella. Pero es una norma obsoleta, tanto, que nuestros lectores pueden acceder por internet a los sondeos que se publiquen en el extranjero, como los que ya ha empezado a publicar El Periòdic d´Andorra, perteneciente al Grupo Zeta, el mismo grupo editorial que publica EL PERIODICO EXTREMADURA.

El éxito cosechado ayer por El Periòdic d´Andorra con su decisión de colgar en internet una encuesta, actualizada día a día, permite ahondar en consideraciones que están en el ánimo de la opinión pública y tienen por objetivo mejorar la calidad democrática y perseverar en el derecho a la información que asiste a los ciudadanos. Los precedentes en las democracias más viejas son un buen punto de partida en la misma medida que lo es la madurez política de los españoles. Al anunciar al público la existencia de una encuesta en un medio extranjero no pretendemos desafiar a las autoridades que velan por el correcto funcionamiento de los procesos electorales. Desde estas páginas hemos sido siempre respetuosos y exigentes con las normas que garantizan las elecciones libres y la igualdad de oportunidades.

Entendemos la intención que en su día guió al legislador al promulgar una norma como la vigente, que era la de evitar que la difusión de sondeos ejerciera una influencia indeseable en un electorado poco acostumbrado a acudir a las urnas. Pero han pasado los años y los procesos electorales se han sucedido en este país con absoluta normalidad. La ciencia demoscópica, por otra parte, ha tenido en nuestra sociedad un extraordinario desarrollo. Y finalmente, desde 1985 al presente, ha surgido un elemento que hace más de 20 años no se podía prever: las nuevas tecnologías de la comunicación --internet, SMS, etcétera--, las cuales configuran un marco en el que la información fluye de forma instantánea, global e imparable.

Carece de fundamento que no se publiquen sondeos y, al mismo tiempo, que se sigan haciendo y queden para uso exclusivo de partidos, medios de comunicación o empresas, es decir, que queden para ser utilizados por las élites que los pagan. Ellas, de esta forma, pueden acceder sin límite una información que tiene la particularidad de que no la comparten con el común de los votantes. Tampoco parece lógico que los sondeos queden prohibidos, pero las campañas electorales sigan con su habitual bombardeo de mensajes propagandísticos, muchos de ellos excesivos, cuando no demagógicos. Reclamamos por ello que se modifique durante la próxima legislatura ese artículo de la ley electoral.