TCtada día llegan más cayucos a Canarias y cada día tenemos menos respuestas, menos medios y más silencios. Si no confesamos que el problema existe podemos llegar a creer que les está pasando a otros, pero la llegada masiva de inmigrantes no se puede ocultar. En julio se han batido todas las marcas y ni el plan Africa que nos vendió el Gobierno ni el plan Frontex que nos prometió la UE han servido para frenar la arribada masiva de africanos en busca de una oportunidad para sobrevivir. En el primer caso, no ha servido de nada y, en el segundo, es que, simplemente, no existe, aunque el comisario Fratini dice que ese es un problema de Europa y no sólo de España. Gracias, amigo. Casi 16.000 sin papeles han llegado por mar durante los siete primeros meses de 2006 y las cifras pueden ser aún más escandalosas en los próximos meses. No sé si es cierto que desde la última regularización volvemos a tener otro millón de irregulares y si la pasividad multiplica el "efecto llamada", pero de lo que estoy seguro es de que ignorando el problema o negándolo no vamos a avanzar nada.

Tenemos a todos los ministros dándose una vuelta por Galicia para que se vea que les importa el fuego, pero no sabemos que les preocupe el otro incendio, el de la inmigración irregular en Canarias, aunque el presidente lo tenga a tiro de piedra en su lugar de vacaciones. No es, posiblemente el más importante, porque la verdadera entrada masiva de inmigrantes se realiza por las fronteras terrestres y por los aeropuertos, pero sí es el que más remueve las conciencias. Los cayucos vienen ahora con más plazas y hasta con GPS, pero también con más cadáveres cada vez. Son mercancía barata y desechable. En las comisarías y en los centros de internamiento habilitados al efecto, los subsaharianos viven hacinados y en pésimas condiciones higiénicas a la espera de que les trasladen a la península, como el que transporta muebles y los deja en la calle, sufran abusos o les manden a su país, con nocturnidad y sin publicidad. En algunos casos se ha denunciado que sólo hay tres policías custodiando a cientos de personas. Los derechos humanos de los inmigrantes, y los de los policías que deben custodiarles, parece que brillan por su ausencia. Hace tiempo que Canarias explicó que la situación era insostenible. Ahora parece que ya es irresoluble. Pero de eso no se hablará hasta que no haya un estallido de violencia y los ministros viajen en manada a hacerse una foto.

*Periodista